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Dios y la espiritualidad fueron siempre los temas más intrigantes para la comprensión humana. Durante muchas generaciones la gente los observó a través del prisma de sus contextos sociales y culturales, y los definió de acuerdo a los mismos. Cada generación se relacionó con Dios y con la espiritualidad a su propio modo, como es natural, y en consecuencia, muchos dioses se extinguieron y muchos otros encontraron su lugar en los altares de la gente. Dios y la espiritualidad fueron siempre los temas más intrigantes para la comprensión humana. Durante muchas generaciones la gente los observó a través del prisma de sus contextos sociales y culturales, y los definió de acuerdo a los mismos. Cada generación se relacionó con Dios y con la espiritualidad a su propio modo, como es natural, y en consecuencia, muchos dioses se extinguieron y muchos otros encontraron su lugar en los altares de la gente.
Piensen en las civilizaciones más antiguas, como la india, la egipcia, la mesopotámica, la griega, la inca o la maya. La mayoría de ellas modelaron sus dioses según fuerzas naturales. Todos fueron adoradores de la naturaleza, y sus dioses eran dioses de la naturaleza. Su espiritualidad estaba por lo general confinada a obedecer las leyes de la naturaleza y a ser temerosos de la ira de Dios. Estoy seguro de que también había entonces algunas personas atípicas que se rebelaban contra esas normas y deseaban que la idea de Dios y la espiritualidad se liberaran de las estructuras sociales, trasladándose al ámbito del misticismo.
Con el paso del tiempo y el advenimiento de nuevas religiones, enseñadas por los mensajeros de Dios o mesías, tomaron una nueva forma los conceptos de Dios, la religión y la espiritualidad. Con el sanatana dharma, el hinduísmo, el zoroastrianismo, el judaísmo, el budismo, el jainismo, el taoísmo, el shintoísmo, el cristianismo, el Islam, el sikhismo, y más recientemente, el Baha’i y la teosofía, la lista se fue haciendo cada vez más larga. Cada una de estas religiones halló relevancia según la filosofía inherente que mejor se adaptaba a su tiempo.
Sin embargo, en tiempos recientes se nota una tendencia hacia el aumento en el número de personas que se identifican como no religiosas, o que no tienen ninguna afiliación religiosa. Se suele mencionar a este grupo como “los ninguna”. Esta nueva generación de personas tienen su propia comprensión y creencia acerca de Dios, la religión y la espiritualidad, muy diferente a los formatos “de manual” de las religiones organizadas del pasado.
A menudo llamada “generación Z”, esta cohorte demográfica nacida aproximadamente entre la mitad de la década de 1990 y los primeros años de la década de 2010, tiene una intrigante relación con Dios y con la espiritualidad. Esta generación creció en un mundo rodeado de rápidos avances tecnológicos y una abrumadora cantidad de información, algo muy diferente a los tiempos en que se fundaron y tuvieron auge las religiones previas.
En cuanto a la espiritualidad, la Generación Z exhibe características singulares en comparación con generaciones previas. Mientras que algunas personas de la Generación Z pueden identificarse con creencias religiosas tradicionales, una porción significativa de esta generación tiende a una mentalidad abierta y un eclecticismo en su exploración espiritual. A menudo se aproximan a la espiritualidad como un recorrido personal en busca de significación, de metas y de un sentido de conexión con el mundo que les rodea. Esta generación en busca de experiencias no tiene un enfoque de Dios y la espiritualidad como “chaleco de fuerza”. Para ellos, se trata frecuentemente de una idea y una creencia de tipo personal, modificada para adecuarse a su proceso mental, conformada por los tiempos actuales, y que no busca validación.
Algunos aspectos clave en la espiritualidad de la Generación Z incluyen:
1.Creencias eclécticas – Las personas de la Generación Z se inspiran en diversas filosofías, prácticas y tradiciones religiosas, creando un enfoque personalizado y fluido ante la espiritualidad, adaptado a sus creencias y valores.
2.Atención consciente y bienestar integral – Entre los miembros de la Generación Z es común el centrarse en la salud mental, la atención consciente y el bienestar integral. A menudo, en su exploración espiritual se integran prácticas tales como la meditación, el yoga y el autocuidado.
3.Espiritualidad digital – Gracias a su profunda conexión con la tecnología, la Generación Z utiliza las plataformas digitales y los medios sociales para explorar y comentar la espiritualidad. Las comunidades y los recursos en línea les permiten conectarse globalmente con personas de intereses similares.
4.Justicia social – Muchos en la Generación Z perciben un fuerte sentido de responsabilidad hacia los problemas sociales y ambientales. A menudo, su espiritualidad se entrelaza con el activismo y con un deseo de producir un impacto positivo en el mundo.
5.Cuestionamiento de la autoridad – La Generación Z tiende a cuestionar a las figuras de autoridad y las instituciones tradicionales, incluyendo las instituciones religiosas. Prefieren un enfoque de la espiritualidad más inclusivo y transparente.
En general, para la Generación Z la espiritualidad es un paisaje diverso y dinámico, que refleja los tiempos cambiantes y sus singulares perspectivas. A medida que ellos van modelando el mundo, es probable que su enfoque de la espiritualidad siga evolucionando, adaptándose a los nuevos retos y descubrimientos. Es importante notar que mientras se observan estas tendencias en la Generación Z como grupo, las personas dentro de esta generación pueden tener perspectivas muy diversas acerca de la religión y la espiritualidad. La fluidez y la flexibilidad en las creencias de la Generación Z dan lugar a un rico tapiz de expresiones espirituales, lo que representa un aspecto evolutivo y muy interesante de su identidad.
Mientras Yo me preguntaba cuál de las filosofías espirituales del mundo sería la mejor para satisfacer a esta nueva generación, no pude menos que pensar en el sanatana dharma, con su filosofía vedántica, que alienta el cuestionar, identificar hechos, buscar experiencias, y, por sobre todo, igualar la sociedad en la unidad de toda la existencia, como Suprema Divinidad sin atributos.
Es hora de hacerle notar a la nueva generación los principios del sanatana dharma que se hallan en nuestros antiguos Upanishads, para ayudarles a comprender la unidad de toda la existencia, sin discriminación alguna. He enseñado los Upanishads a miembros de la Generación Z, y solo hallé que pedían más, ya que resuena con su perspectiva de la vida, la cual es fuertemente influenciada por las ideas de justicia social e igualdad.
Les he dicho que Dios es amor incondicional y que la espiritualidad es servicio desinteresado, ¡y hasta ahora ningún miembro de la Generación Z lo ha refutado!
Si tan solo libramos la idea de Dios y la religión de la ortodoxia ritual, y la ponemos a disposición de esta nueva generación de modo tal que la comprendan, sin duda el sanatana dharma seguirá siendo sanatana: eterno.
(Artículo 51 de la serie SANATANA DHARMA)