MI JORNADA INTERIOR – De Brahman a Brahman Por Pushpa Naidu

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MI JORNADA INTERIOR

De Brahman a Brahman

Por Pushpa Naidu

La Sra. Pushpa Naidu es fideicomisario de la Fundación de Servicio Global Sai de
Canadá. Fue designada por Swami
para iniciar esta Fundación en 2016 junto a otros miembros. Está capacitada y
y licenciada en Educación Infantil por el
Ministerio de Servicios para la Infancia y el Ministerio de Educación. Es facilitadora del
Instituto de Desarrollo Humano de Canadá. En una entrevista en Seattle, Estados Unidos, en 2015, Swami le pidió que formara a
madres y padres sobre cómo criar a sus
niños en Canadá. Ha educado con éxito
a sus dos hijas y está difundiendo
el mismo mensaje de amor a todas las madres y sus subordinadas en el Ministerio, instituciones
y provincias a través del Instituto de
Desarrollo Humano.
~
Como buscadora de la verdad y creyente en la
existencia de Dios, siempre traté de leer
libros espirituales y conocer a personas
para ampliar mi conciencia.
A través de esos conocidos, podía cuestionarme
sobre mis propios sentimientos, creencias y suposiciones. Sin embargo, no puedo llamarlo el comienzo de mi viaje de transformación.Rezar en casa e ir a los templos era
una mera rutina.

Mi jornada espiritual comenzó cuando me di cuenta de que Bhagavan Sri Satya Sai Baba era el Supremo Brahman. Cuando vi la foto de Swami por primera vez, no creí que Él fuera Dios. Sin embargo, al realizar mas tarde que se trataba de Dios
encarnado, el propósito de mi vida dio un giro y empecé a dar los primeros pasos para conocer mi verdadera
identidad. Las preguntas «¿por qué?» y «¿como?» vinieron
a mi mente. Fue entonces cuando realmente comenzó mi proceso transformador.

Estoy muy agradecida a mi queridisimo
Bhagavan que me dio la oportunidad de
nacer en la epoca de Su avatar. Me siento tan divinamente incompleta recordando el hecho de que no realice mi
divinidad innata durante varias vidas anteriores.
Ahora, esta oportunidad de oro para
despertar de mi letargo y participar en Su
misión divina ha llegado. No hay un día en el que no
exprese mi gratitud al Señor por permitirme
ser parte de Su misión. Estando en ella he aprendido a amar desinteresadamente, y
esto reafirma que me estoy transformando.

Nací y crecí en las islas Fiji en el seno de una familia hindú de clase media. Mi padre era de Korukonda, Vishakapatnam, y las raíces de mi madre procedían del distrito de Nellore.
Mis padres nos inculcaron grandes valores, impartiendo enseñanzas de las antiguas escrituras y los personajes mitológicos de los Puranas. Cada
viernes por la noche, después de rezar, mi padre cantaba bhajans en telugu y todos disfrutabamos de sus interpretaciones ya que estaba muy versado en ese lenguaje.

Tenía diez años cuando oí hablar por primera vez de Sri
Sathya Sai Baba. Estaban ocurriendo milagros en una de las casas de nuestro vecindario, de una familia gujarati.
Visitamos la casa para ver la manifestación, pero regresamos con la mente confundida. Yo dudaba del fenómeno. Sin embargo, mi
duda se convirtió en la base de mi creencia.

Un viernes por la noche, mi padre perdió toda su paga mientras volvía a casa de la oficina. Fuimos y vinimos por el mismo camino en busca del cheque extraviado sin poder hallarlo.
Tuvimos que rendirnos a nuestro Divino Señor. Mi padre oró para que si Sathya Sai era el Señor Supremo nos ayudara a encontrarlo. Y realmente
sucedió. Con alegría y fe, mi padre colocó
una hermosa imagen del Señor Sai en nuestro altar. Mi mente empezó a preguntarse: «¿Cómo ha ocurrido este
milagro», pero en mi corazón no había preguntas, sólo una oleada de felicidad.
Sentí que Baba siempre estaba allí escuchando. Este
fue el punto de partida.

Emigré a Calgary, Canadá, a principios de los años ochenta.
Completé mi educación primaria y
secundaria. Conocí al que sería mi compañero de vida, Bimal, y me casé con él. Es un devoto Sai de tercera generación.
Él me inculcó la fe en que Sathya
Sai Baba no era simplemente un gurú o un maestro sino
el Para Brahman Pūrṇa Avatar. No cuestioné
sino que acepté a Swami como mi gurú y Dios. Desde
ese día en adelante, comenzó mi transformación. Supe
intuitivamente que Él era importante para mí, como yo lo era para Él.

Empezamos a hacer bhajans semanales y realizamos programas de Bal Vikas, y muchos devotos se unieron. Todos nuestros días comenzaban con
actividades en el Centro Sai. Mi esposo y yo empezamos a enseñar a los estudiantes de Bal Vikas en el Centro,
y practicamos devotamente los mensajes de Swami sobre
lo que implica ser un buen maestro.
Mi transformación se aceleró cuando traté de practicar
los cinco valores humanos de Sathya (Verdad),
Dharma (Conducta Correcta), Shānti (Paz), Prema
(Amor) y Ahimsa (No violencia). Hacerlo fue todo un reto, pero me esforcé
lo mas que pude.

Swami mostró Su omnipresencia y
omnisciencia cuando salvó a mi hija mayor, Divya, que tenía un defecto en el corazón en el momento de nacer. Recé intensamente a Swami y estaba
segura y confiada de que cuidaría de ella,
y así fue. Esperamos a que Él nos diera luz verde para proceder a la operación. Swami
apareció en mi sueño y aseguró que podíamos seguir adelante con la operación y que todo iría bien. Nuestro amoroso Señor confirmó más tarde
que fue Él quien realizó la cirugía.
Bhagavan, el residente de nuestros corazones, escuchó todas nuestras oraciones.

En junio de 1990, Swami apareció en mi sueño y nos pidió que fuéramos a Parthi el 4 de julio.
Con Su divina gracia, emprendimos nuestro primer viaje a la tierra sagrada de Puttaparthi y esperamos ansiosamente al Señor en las filas del darshan.
Sentados en las arenas de Prashanti Nilayam cantando bhajans y aguardando al Señor fue una experiencia mágica. En medio de cantos celestiales
reinaba un silencio profundo, mientras se esperaba la llegada de Swami.
Mis ojos se clavaron en la dirección del
Señor entrando en el recinto del darshan. Allí, con una sonrisa cautivadora, deslizándose lenta y suavemente, no pude contener el llanto y en el centelleo de
cada lágrima bebí de Su hermosa forma.
La primera mirada a Swami vació mi ser. Mi corazón se derritió y un vínculo se
selló al instante.

Recuerdo correr a la sala de entrevistas,
olvidándome de mí misma y de mis pertenencias. Bhagavan
abrió la puerta invitándonos a entrar y nos pidió que nos sentáramos. Cerró la puerta y dijo: «Hace
demasiado calor», mientras encendía el ventilador. Se sentó en su
silla giratoria y nos examinó a cada uno de los presentes en la habitacion. Era la primera vez
que oía a Swami hablar de forma relajada.
No podía creer que estuviera sentada frente al Supremo Brahman.
Después de una breve sesión de preguntas y respuestas, nos llamó a la pequeña sala interior.
Nos colocamos frente a Él como Sus
niños cariñosos. Entonces preguntó «sab kaise hai?
que significa «¿cómo están todos?» en el idioma
que hablábamos en Fiji. Todos llorábamos.
Durante toda nuestra conversación, Swami nos permitió a Bimal y a mí
masajear Sus divinos pies. Nos miró y con
una sonrisa juguetona también confirmó que Él realizó la cirugía de corazón de nuestra hija en Vancouver. Aseguró que siempre estaba con nosotros y que nunca lo dudáramos.
Me dijo: «Muchos niños, abre una escuela primaria». Se burló de mí con una risita y reveló algunas cosas muy íntimas, y nos dio consejos sobre cómo permanecer siempre puros y divinos. Nos bendijo para continuar Su trabajo en Canadá.
Nuestra familia hacía viajes anuales a Parthi y a
Whitefield. En 1995, permitió a mi hija
Divya y a mí permanecer en el ashram durante nueve meses que fueron nuestros días más gloriosos con el Señor de Señores. Nuestra segunda hija, Upasana nació en el 2000. Tuvimos la bendición de visitar a Swami
en Kodaikanal por primera vez en el 2009. Los darshans en Kodai fueron muy íntimos.

Estaba apegada a Su amada forma mientras me hallaba en el ashram y a Su naturaleza sin forma
cuando residia en Canadá. Llegó el día en que nuestro Señor renunció a su estructura física en el 2011. Yo estaba muy triste y angustiada, pero en algún lugar de mi conciencia me sentia plenamente segura de que Él no se habia ido a ninguna parte. En lo más profundo de mi ser, me tranquilizaba saber que
seguia a mi lado. Me esforcé por comprender
la naturaleza informe de Dios, y a su vez mi verdadera naturaleza más allá del cuerpo.

En 2014, nos enteramos de la forma sutil de Swami y nos llenamos de alegria. Un año despues conocimos a Sri
Madhusudan en Seattle, Estados Unidos. Sin ninguna duda,
supe que nuestro amoroso Señor había vuelto a la acción.
Tuvimos una entrevista donde Madhusudan
comunico las palabras de Bhagavan. Swami preguntó por qué no habíamos ido a Ottawa a verle, y nos invitó a venir en junio de 2016.
Se refirió tambien a los estudios de mi hija en el campo de la psicología. Aproveché la oportunidad para preguntarle cómo había criado a mis hijas.
Me explicó que criar hijos en Canadá es
todo un reto y que hice un buen trabajo, que eran buenas chicas.
Me dijo que educara a las madres jóvenes
sobre cómo criar a sus hijos, pues carecían de experiencia. Sentí que estaba de nuevo con mi Señor, ya que
pude experimentar el mismo amor.

He aquí algunas hermosas interacciones con Él en la forma Sutil:
Swami preguntó: «¿A quién sirves?». Entonces
se respondió a sí mismo – «Sirve a tu marido, y
él me servirá a mí».

Durante nuestra visita a Ottawa, Swami regaló dos preciosos
saris a mis hijas. Mientras lo hacia me sonrió diciéndome: «Tienes muchos saris en tu armario». Sabía exactamente lo que decía.
Mis dos hijas usaron los saris que Swami les dio en otro satsang en California.
Después del satsang nos vio en primera fila, y se alegró al ver que mis hijas
llevaban los mismos saris que Él les habia regalado en Ottawa. Comentó diciendo: «Miren, miren que hermosas y encantadoras. Estoy tan feliz y ellas
son ahora mis niñas. Las amo y te amo a ti. Muy feliz».

En el año 2017 cuando Swami visitó Ottawa, yo comenté casualmente a mi marido que tal vez no podría ir para el
cumpleaños de Swami. Después del Satsang nos llamó
para una entrevista. Esta vez, nos esperaba
con un sari. Las primeras palabras que dijo
fueron: «Vengan, pasen, tengo algo para ti. Te daré este sari sólo si prometes visitarme de nuevo para Mi cumpleaños el año que viene». Sin dudarlo dije «¡Sí!», dándome cuenta de que Él lo haría realidad. Presumió del sari diciendo: «Míralo, es tan bonito». Swami me ordenó que me lo pusiera y se lo mostrara.
Su amor es el de mil madres: ilimitado, puro y desinteresado.
Bhagavan nos da muchas oportunidades para recordarnos la íntima relación
que compartimos con Él, para que no olvidemos que debemos
aferrarnos al camino trazado por Él para nosotros.

En el año 2016 nos indicó que formáramos y registráramos la Fundacion de Servicio Global Sai en Canadá. Como Fideicomisario, entendí
Sus expectativas y mi verdadero propósito en la vida.
Nuestra oración, ahaṁ brahma sarvaṁ brahma hizo
verdadero sentido para mí. Ver y sentir a Dios en todos mediante el
amor y el servicio es el viaje y el
destino. Esto fue un salto de fe en mi
jornada interior. El viaje con Swami es tan
glorioso y satisfactorio. Ahora me he dado cuenta de que
nuestro amado Sadguru Sri Madhusudan Sai es el mismo Brahman que nuestro Sathya Sai Baba en Parthi, no hay ninguna diferencia. Los discursos de Sadguru
se han convertido en mis directrices en la vida.
Gracias Madre Sai por elegirme de nuevo
y recordarme mi verdadero Ser, mi Divinidad interna. Permaneceré contigo y te serviré hasta mi último aliento.

Fuente: Publicado por Vasudhaiva Kutumbakam Numero 27, Junio 2023