PODER DIVINO Y PODER FISICO
por Sri Sathya Sai Baba
Los Kauravas, los primos malvados que Arjuna y los
Pandavas tuvieron que enfrentar en la gran guerra, juntos
eran cien hermanos. Ellos habían
basado su fuerza en el poder militar. Al final, todos
estos hermanos murieron en la guerra que habían fomentado,
y ni siquiera un solo hijo quedó para realizar los ritos funerarios a los padres cuando estos murieron. Qué
terrible destino. En lugar de buscar ayuda divina, los Kauravas se refugiaron sólo en el poder físico, en el
dinero y en la fuerza individual. En cambio los Pandavas lo entregaron todo a Krishna y sólo buscaron Su gracia.
Cuando Arjuna se postró a los pies de Krishna y se rindió a El, este se mostró muy complacido diciendo: «Levántate, Arjuna. El verdadero poder reside en la fe. La
justicia siempre triunfará y el egoísmo perecerá; esta es la única verdad justa e inmutable
que se aplica en todas las épocas». Aseguró a Arjuna el día
de la batalla que quien se refugie en el Señor
ganará Su Gracia y será
exitoso en todo lo que emprenda. Mientras que aquel que rechace la protección del Señor no podrá ser
capaz de obtener Su gracia, y al final, seguramente fracasará y
será destruido.
Si aspiran a ganar la gracia del Señor, tienen que controlar sus deseos mundanos.
Todas sus actividades en el mundo fenoménico tienen que ver con el
estado de vigilia. Los resultados que surgen de estas actividades
no son más reales que los resultados que obtienen en los sueños. Las
mansiones y grandes bungalows que ves en sueños se desvanecen
en un instante una vez que abres los ojos y te despiertas. No son reales y nunca lo fueron. Las experiencias del estado de vigilia desaparecen en el
estado de sueño.Y en el estado de sueño profundo ambas se desvanecen.
• Los tres mundos y el Señor del más allá
Krishna enseñó en el Gita que existen tres mundos: el físico, el mental y el causal. El mundo mental es una forma sutil del mundo físico, y el mundo causal es una forma aún más sutil del mundo mental.
De estos tres mundos de tu conciencia de vigilia,
sueño y sueño profundo, el causal es el más sutil. Lo penetra todo. Pero más allá de todos ellos está
el Señor infinito, el principio supremo de la
divinidad. Este principio divino es lo más sutil de lo sutil, lo más pequeño de lo pequeño, pero también lo
más grande de lo grande. Entre los poderosos, la
divinidad es el mayor de todos. No puede haber nada más grande. Búscala. Instálala en tu corazón y sálvate. Sabe que el más poderoso entre los poderosos es tu propio ser. Esta es la verdad de la
divinidad. Esta es tu verdad.
Para alcanzar el principio de la Divinidad, que es la meta
suprema, tienes que comenzar tu viaje con la primera
etapa del camino, en la que te consideras a ti mismo como
el servidor o mensajero de Dios. Esta es la etapa del
dualismo. Gradualmente entras en la etapa del no dualismo calificado, el segundo gran paso en el camino espiritual.
Aquí experimentas la divinidad dentro de ti, en tu propio corazón. En esta etapa
te identificas muy estrechamente con el Señor.
Dios está dentro de mí. Él es quien yo
verdaderamente soy. Yo soy El. Yo soy El». Entonces, a medida que continúes
aún más en el camino espiritual, toda dualidad desaparecera por completo y sólo quedará el Yo puro, sin modificaciones ni limitaciones.
Cuando tanto
la sensación de que eres el siervo del Señor y el sentimiento de que eres uno con el Señor, ambos cubriendo el
Yo puro, cae, entonces estarás en la etapa final del no-dualismo. Estarás inmerso en la única
verdad, Yo soy Yo.
• Mires donde mires verás tu Yo Único
Cuando declaras: «Yo soy El, yo soy Dios», todavía hay
dualidad, porque todavía hay dos entidades, yo y Dios.
Por lo tanto, esto todavía no es no-dualismo completo. Al
principio, cuando dices: «Oh Señor, yo soy tu
siervo», el Señor está separado y el siervo está
separado, y su estatus es claramente diferente. En cambio,
Por otra parte, cuando dices: «Yo soy Dios», aunque sigue habiendo
dualidad, la distinción no es
de sujeto y objeto separados, sino más bien el
reflejo o imagen de uno mismo en un espejo.
Cuando las personas son diferentes, cuando hay muchas entidades separadas, también habrá muchas imágenes o reflejos. Pero en la etapa de no dualismo calificado, sólo ves tu propia imagen en todas partes, porque tú eres todo lo que hay.Tú eres el único ser reflejado en muchas imágenes, como el sol se ve como imágenes separadas en una serie de
diferentes vasijas llenas de agua. Así, en la etapa del no dualismo calificado, tú estás solo; no hay nadie más.
Lo único que se interpone entre tú y la divinidad es el espejo. Constantemente percibes tu propio reflejo, y así te ves a ti mismo muy cercano
y muy querido al Señor, cara a cara con El.
Pero cuando sólo percibes al único Dios que todo lo penetra, ¿dónde está la necesidad de cualquier imagen?
¿Puede haber un lugar donde Él no esté? Cuando el mundo es la mansión del Señor omnipresente,
¿dónde buscar la puerta para entrar en su mansión? Si hubiera una calle y una casa
separada, entonces tendría que haber una puerta que diera
a la calle; pero en realidad, no hay calle en absoluto.
Cuando el Señor que todo lo penetra está en todas partes, ¿cómo puede
haber un lugar especial donde buscar para encontrarlo? No, no hay ningún lugar especial donde resida.
Una vez que te das cuenta de que está en todas partes,
la verdadera percepción de la divinidad no es la de un objeto cuyo reflejo se ve en
en varios lugares, sino la comprensión de que
sólo tú, el único ser inmortal, que se halla
en todas partes, esta presente en todo en toda su plenitud. Esta percepción omnipresente de la
divinidad como el Uno sin un segundo, se llama no dualismo.
• No eres un pecador, eres Dios
Como parte de sus prácticas religiosas, la gente a veces dice en sus oraciones: «Oh Señor, soy un pecador,
mi alma está llena de pecado, he estado realizando tantos
actos pecaminosos». Pero, ¿quién es esta persona que está pecando?
¿Puede haber alguien que esté separado del Señor? ¿Puede
existir alguien así? Estas declaraciones sobre pecar y pecador no son buenas prácticas para los devotos. Más bien deberías pensar: «En verdad, yo
soy Dios. No soy diferente de Dios. Soy la paz
misma. Soy el amor eterno. Soy la dicha pura
sin fin». Mantener ideas y pensamientos tan elevados en
tu mente es la mejor manera de alcanzar la meta.
En el Gita, en la lista de nobles cualidades que un devoto debe poseer, el Señor comenzó con: «No odies a ningún ser vivo». Si tratas la felicidad
y la miseria con una mente igual entonces la cuestión del odio no se plantea en absoluto. Si reconoces que el
principio trascendental está encarnado en todos los seres humanos y en todas las criaturas no hay
lugar para el odio. Si te das cuenta de que la única divinidad
reside por igual en todos, ¿cómo podrías odiar a otro? ¿Dónde está el otro? En este contexto puedes preguntarte a quién va dirigida la frase «No odies a ningún ser vivo». ¿Es para aquellos
que han comprendido el principio trascendental que
existe por igual en ellos mismos y en todos los demás? No, evidentemente no va dirigido a ellos. Este mandato es
para aquellos que aún no han realizado esta gran verdad de la unidad de todos los seres.
• La dulzura del camino del servidor
Hay una alegría extraordinaria que obtienes
en la actitud de ser el siervo del Señor. Pronto te llenas de deleite por
haberte impregnado de la dulzura del Señor, y nunca quieres abandonar ese estado feliz. Llegas a la conclusión de que si alguna vez pasaras de este
sentimiento de ser el siervo al estado de «yo soy Él», no podrías seguir disfrutando de la
dulzura del Señor. El azúcar no conoce su propia dulzura. Puede que te preocupe que si fueras a volverte uno
con el azúcar, ya no podrías disfrutar de su dulzura. Puesto que participas de la dulzura
del Señor en la etapa de servidor, tal vez prefieras permanecer
en ella para que siempre seas capaz de saborear la nectarina dulzura del Señor, en lugar de ser uno con Él.
Por ejemplo, Hanuman, el gran devoto de Dios, tuvo
la experiencia de la dicha extrema derivada de su inquebrantable actitud de «Soy el servidor del Señor Rama».
Pero, ¿cuánto tiempo puede durar tal sentimiento? Sólo puede durar
mientras tengas la gracia del Señor y estés cerca de Él. Si alguna vez te separas de Él,
entonces es muy probable que experimentes una extrema angustia.
En la etapa del no dualismo calificado, la cuestión del
sufrimiento no se plantea en absoluto, porque en ese exaltado estado estás incesantemente con el Señor, y no hay
posibilidad de experimentar ninguna separación o sufrimiento.
En el estado de siervo existe la posibilidad de separación
entre el Señor y el servidor, pero en el segundo estadio de
no dualismo calificado no puede haber discontinuidad en la bienaventuranza, pues ninguna posibilidad de
separación puede surgir.
Fuente: Extracto de Discursos Divinos sobre el Bhagavad Gita, Agosto de 1984