«El sentimiento más hermoso que uno puede experimentar en esta tierra es el amor puro, un amor que es incondicional, desinteresado. Un amor que solo sabe amar y no espera ni siquiera ser amado»
por Sadguru Sri Madhusudan Sai
No puede haber una madre sin un hijo y un hijo sin una madre. De manera similar, no puede haber Dios sin un devoto y un devoto no puede existir sin Dios.Tal es nuestra relación de amor que yo no existo sin ustedes, y ustedes no existen sin mí. Entonces, qué si yo estoy en India y ustedes están en Italia, pero ambos existimos debido al amor que tenemos el uno por el otro. El amor de una madre es el mismo ya sea una madre italiana o una madre india, así también nuestro amor es el mismo ya sea que estemos en Italia o en la India.
El sentimiento más hermoso que uno puede experimentar en esta tierra es el amor puro, un amor que es incondicional, desinteresado. Un amor que solo sabe amar y no espera ni siquiera ser amado. Eso es lo que estoy aquí para experimentar y ofrecer. En ese amor todo sucede. Cuando la gente pregunta, ¿cómo es que todo esto puede suceder? ¿Cómo es todo posible? Les digo que es sólo por amor.
Nosotros, como humanos, nacimos con el único propósito de amar y ser amados. Se suponía que debíamos amarnos incondicionalmente todo el tiempo, tal como lo hace Dios. Desafortunadamente en lugar de amarnos incondicionalmente, estamos ocupados haciendo todo lo demás. Pero en el fondo de nuestro corazón sentimos el vacío, sentimos ese vacío cuando no experimentamos el amor puro. A pesar de tener todo a nuestro alrededor, todavía sentimos ese vacío y buscamos aquello que llene ese vacío.Y dondequiera que recibamos este amor que llena nuestros corazones, que no deja lagunas, que nos completa, allí vamos. Puede ser de una madre, puede ser de un padre, puede ser de un maestro, puede ser de un médico, puede ser de un vecino o de un sacerdote. Dondequiera que encontremos este amor, allí encontramos a Dios, y nuestro corazón sabe cada vez que experimenta el más puro amor incondicional. Nosotros, como humanos, anhelamos ese amor incondicional. Sólo ese amor nos hace completos, nos hace sentir plenos. Esa es mi propiedad. Eso es lo que poseo y por eso vienen a verme y por eso vengo a verlos. ¿Qué es lo que tengo? No tengo nada más que eso. Entonces, vine a Italia sólo para ofrecer este amor puro a cada uno de ustedes y recibir ese mismo amor puro de vuelta.
– Del Discurso Divino, Roma, Italia – 9 de marzo de 2023