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El mes de noviembre marca el aniversario del nacimiento de dos luminarias espirituales humanitarias: el Maestro Espiritual, Sri Sathya Sai Baba, considerado lo divino en un ropaje humano; y su devoto, Madiyala Narayana Bhat, ¡que era un humano revestido de cualidades divinas!
Sri Sathya Sai Baba, descrito a menudo como «el amor que camina», siempre decía que todo su trabajo estaba inspirado por su madre, Easwaramba. Ella soñaba con una escuela para los niños de las aldeas de Puttaparthi, un dispensario para las mujeres embarazadas y pozos de agua potable. Sus súplicas condujeron a la creación de instituciones que imparten educación gratuita basada en valores, hospitales gratuitos de atención secundaria y terciaria, y proyectos de suministro de agua gratuitos en tres estados, incluida la metrópoli de Chennai.
Lo que no es tan conocido es que, incluso después de salir de lo físico, en formas que van más allá de lo racional, la Gracia de Baba también ha estado haciendo realidad los sueños de su devoto, Sri Madiyala Narayana Bhat. Nacido en el pueblo de Alike el 30 de noviembre de 1927, Narayana Bhat fue un visionario que eligió ser profesor. Su sueño era formar un grupo de «Thiaga Jeevis», es decir, de personas dispuestas a dedicarse a una vida de sacrificio, que dirigieran una misión de «Loka Seva», es decir, de servicio al mundo. Espiritual desde la infancia, se inspiró en Swami Vivekananda; y a los 23 años, era el director totalmente desinteresado de una escuela de pueblo, dedicada a mejorar la suerte de los niños pobres del pueblo.
En los años cincuenta soñaba con crear al menos diez instituciones educativas en Karnataka que ofrecieran una educación gratuita basada en valores para los pobres de las zonas rurales, así como con instalaciones sanitarias para los pobres, y con la mejora de las infraestructuras en los pueblos. Irradiaba amor e intrepidez y, con su magnética personalidad, creó un «Círculo de Amigos» de jóvenes con ideas afines. Era un poeta, escritor y orador inspirador capaz de encender los corazones de los oyentes; el líder perfecto. Para el grupo de jóvenes que ardían de idealismo y patriotismo, era «Anna» o el hermano mayor.
Anna se inspiró mucho en los jesuitas y sintió la necesidad de una organización misionera dispuesta a servir a los pobres de todo el mundo de forma inclusiva. Había estudiado en el Colegio St. Aloysius de Mangalore, dirigido por los jesuitas, y también estaba influenciado por la Misión Ramakrishna. Acababa de cumplir la treintena cuando creó una organización de jóvenes dedicados al servicio, con estatutos y reglamentos. Los miembros del Círculo de Amigos informal se convirtieron en el «Loka Seva Vrinda», o Grupo al Servicio del Mundo. Para empezar, donó todo el patrimonio de su familia a la Fundación Loka Seva Vrinda, y la primera escuela ideal comenzó en el pueblo de Alike, con todos los miembros de Loka Seva Vrinda convirtiéndose en profesores y encargándose de todas las demás actividades de servicio.
Aquí entra Sri Sathya Sai Baba. Fue uno de los miembros de la incipiente Loka Seva Vrinda quien presentó a Anna al maestro espiritual. Bastó una mirada para que Anna se diera cuenta de que había conocido a su Gurú y a Dios. Baba amaba a «Anna» y le animó a abrir un segundo campus en Muddenahalli, en la frontera con Karnataka, cerca de Puttaparthi. En 1973, superando un sinfín de exigencias, se creó la escuela, dirigida por Thiaga Jeevis inspirados por «Anna». Baba bautizó el idílico pueblo como Sathya Sai Grama. Anna sólo tenía cuarenta años, pero sus escritos sugieren que tenía la premonición de que su fin se acercaba. Reunió a su rebaño de Thiaga Jeevis, que eran unos sesenta. Propuso que toda la Fundación Loka Seva Vrinda y las instituciones fueran ofrecidas a su Gurú, Sri Sathya Sai Baba, para que las guiara y administrara. La resolución fue aprobada por unanimidad y Baba aceptó muy amablemente la oferta.
Las inocuas palabras de Baba al encontrarse con el grupo en Puttaparthi fueron trágicamente proféticas. Dijo a Anna: «El propósito por el que has venido se ha cumplido. Ya puedes regresar». El grupo pensó que eso sólo significaba que podían regresar a Alike. Pero un mes después de entregar Loka Seva Vrinda a Baba, Anna murió en un accidente de tránsito. Sólo tenía 49 años. Su afligida madre, sus hermanas y sus compañeros de armas buscaron refugio en Baba. Cuando Gowramma, la anciana madre, preguntó a Baba qué sería de los Thiaga Jeevis y de los sueños de su hijo, Baba le prometió que se aseguraría de que todos los sueños de Anna —de crear al menos diez escuelas para los pobres del campo, asistencia sanitaria gratuita para los necesitados y desarrollo rural total— se harían realidad. Es más, en lugar de sesenta, ¡habría más de sesenta mil Thiaga Jeevis! Eso fue en 1977.
¡En 2011, Sri Sathya Sai Baba dejó el plano físico; pero en un curioso giro de los acontecimientos, inspiró interiormente a uno de sus estudiantes, Madhusudan Naidu, para ir a Sathya Sai Grama y lanzar una incipiente misión de educación y atención médica! Durante su vida, Sri Sathya Sai Baba fue llamado el «Hombre Milagroso» por materializar diversos objetos. Después de su partida de lo físico, ¡ha estado materializando instituciones enteras! Guiado por Baba desde el más allá, Naidu se conectó con B.N. Narasimhamurthy y C. Sreenivas, quienes habían servido en las misiones de educación y salud de Baba durante décadas; y la magia comenzó a suceder. La fe realmente puede mover montañas. En noviembre de 2011 se llevaron a cabo los Bhumi Pujas para una escuela en Gulbarga y el hospital de cardiología Sri Sathya Sai Sanjeevani en Raipur, en el atrasado Chhattisgarh.
Para el cumpleaños de Baba, en 2012, se había puesto en marcha la primera escuela en Gulbarga y el primer Hospital de Cardiología Infantil Sanjeevani, sin sección de facturación, en Raipur. En 2021, superando el sueño de Anna de diez escuelas, casi todos los distritos de Karnataka tenían un campus residencial ideal. Dos generaciones de Thiaga Jeevis preparadas por Anna dirigen los campus que imparten una educación basada en valores totalmente gratuita a los más pobres entre los pobres; y el movimiento se ha extendido también a otros estados. En 2017, bajo la dirección de Baba, se puso en marcha una universidad privada en el campus de Gulbarga. Inspirados por sus maestros Thiaga Jeevi, un fenómeno nunca antes escuchado es que casi todos los graduados de la Universidad Sri Sathya Sai para la Excelencia Humana, en Gulbarga, han optado por servir en los nuevos campus educativos y en los hospitales. ¡Las palabras de Baba de que eventualmente habrá 60,000 Thiaga Jeevis están a punto de hacerse realidad! Inspirado por Baba, Naidu declaró que con el tiempo habría más de 600 campus; uno en cada distrito del país. La última semana de noviembre de 2021 estuvo marcada por el lanzamiento del Bharat Rashtra Nirman Vidyarthi Nidhi. Desde entonces, el Sri Sathya Sai Loka Seva Gurukulam ha estado proporcionando becas “en función de las necesidades” a niños de la escuela primaria a través de la Rashtriya Seva Bharathi, un ala de la Rashtriya Swayam Sevak, dedicada a la construcción de la nación.
En cuanto al sueño de Anna de ofrecer asistencia sanitaria a los pobres de las zonas rurales, en 2018 se pusieron en marcha otros dos hospitales similares al de Raipur, uno en Haryana y otro en Navi Mumbai. A pesar de la pandemia, todos estos hospitales han funcionado y en los últimos diez años se han reparado más de 22.000 corazoncitos de forma totalmente gratuita. Además, después de la operación, estos niños pueden recibir educación gratuita en las escuelas soñadas por Anna. Dado que más vale prevenir que curar, en 2019 se puso en marcha un programa de salud materno-infantil para las mujeres embarazadas y los niños pequeños de las zonas rurales; y este año, cuando Sanjeevani cumple diez años, en un gran impulso a la salud materno-infantil, se han puesto en marcha diez hospitales de vanguardia Sanjeevani Maternity en toda la India rural.
Otra iniciativa lanzada en 2012 consistió en servir desayunos nutritivos recién cocinados a los niños pobres de las escuelas públicas que, de otro modo, irían a la escuela con hambre. La idea de «Breakfast Seva» ha tenido tanto éxito que ya se ha cubierto a un millón de niños en toda la India, y muchos gobiernos estatales se han unido a este esfuerzo. El «Breakfast Seva» se transformó en Each One Feed One (Cada uno da de comer a otro) en la época del COVID, y se han servido millones de comidas en todo el mundo.
La gloria suprema fue la inauguración de un Veda Patashaala Gurukulam en Sathya Sai Grama, Muddenahalli, donde a los estudiantes se les enseña ahora no sólo los rituales del Karma Kandas védico, sino también Upasana y la sabiduría de los Upanishads. Los estudiantes obtienen el triple beneficio de limpiar la mente de Mala o negatividades, por medio del trabajo en equipo sin egoísmo, enfocando la mente y así deshaciéndose de Vikshepa mientras el Brahmajnana de los Upanishads los lleva por el camino real a tomar consciencia de Sí Mismos. De hecho, a los estudiantes que realizan otros cursos «seculares» también se les enseña la esencia del Brahmajnana y la meditación; y el servicio desinteresado ayuda a deshacerse de la avaricia, la envidia, el orgullo, la ira y cosas similares. El Jagat Hitaya o el bien del mundo, y el Atmano Mokshartam o la Liberación, que Anna soñó para todos, están a punto de hacerse realidad para todos estos estudiantes en los tiempos venideros.
Durante una década, Naidu se limitó a cumplir las órdenes de su Maestro desde el más allá, para hacer realidad los sueños de Anna, pase lo que pase, con humildad y sin miedo. Hoy en día se le venera como un Ser que ha tomado consciencia de Sí Mismo, y se le llama Sadgurú Sri Madhusudan Sai. El lema de Anna era servir a todo el mundo; y como sólo los buenos maestros pueden impartir una educación basada en valores, el Sadgurú ha lanzado un programa global de Gurú Vikas. Comprometido con la filosofía adváitica de Baba de que todo es divino, un programa global, «Crecer para ser Dios», lleva los valores humanos a los niños. Sadguru Madhusudan Sai define la divinidad como el desinterés total. Cuando se le pregunta qué es lo que hace que todos sus proyectos tengan éxito, aclara que no es él; es sólo el amor desinteresado, que es omnipotente, el que hace que todas las cosas sean posibles. Insta a los jóvenes que acuden a él a perseguir el objetivo de tomar consciencia de Sí Mismos. Dice con franqueza: «Si yo puedo hacerlo, tú también puedes. Cuando tomas consciencia de Ti Mismo, las cosas no se hacen por ti, sino que pasan por ti».
Los jóvenes y los devotos de todo el mundo han respondido a su llamada y se ha puesto en marcha en todo el mundo una revolución silenciosa de servicio desinteresado con amor. En Fiyi y Sri Lanka han surgido hospitales de cardiología infantil totalmente gratuitos; en Nigeria funciona un hospital de atención secundaria; y están a punto de surgir otros en Malasia, Turquía e incluso en Mississippi, el estado más pobre de Estados Unidos. En Muddenahalli, además de una escuela y un colegio, Sathya Sai Grama cuenta ahora con un moderno hospital de múltiples especialidades sin sección de facturación. Pronto se convertirá en una facultad de medicina que ofrecerá cursos totalmente gratuitos de medicina y especialidades de posgrado, de modo que los jóvenes rurales pobres dedicados a servir en las zonas rurales, para los que convertirse en médicos era una quimera, puedan ahora llegar a ser médicos si así lo desean.
Entre dos formas de Sai —Sathya Sai que no está, y Sadguru Madhusudan Sai que ahora está aquí— siguiendo los pasos de Sathya Sai, los proyectos soñados por Anna y mucho más están siendo realizados por incontables devotos inspirados por Sai. La hermana de Anna, Devakiji, una Thiaga Jeevi ella misma, agradeciendo a Sadgurú Madhusudan Sai en ocasión del 95º aniversario del nacimiento de Anna, dijo que los tres sueños de Anna se habían realizado con creces. Tal y como reveló Sadgurú, Anna era un Karana Janma. Estos son Punya Athmas (almas meritorias) que se encarnan una y otra vez según lo ordenado por el Supremo, con un propósito divino y no solo impulsados por el Karma.
Sea como fuere, hay que contar la sencilla historia humana de Anna, el héroe intrépido que se atrevió a soñar a lo grande por el bien común. Es de lo más sorprendente e inspirador el modo en que el propio universo parece conspirar para que sus sueños se hagan realidad a través de la siguiente generación. De hecho, este es el único rayo de esperanza para nuestra juventud, que, por lo demás, atraviesa la depresión y el miedo como consecuencia de una despiadada pandemia, una serie de calamidades naturales sin precedentes y además de todo eso, una guerra sin sentido que amenaza al mundo entero. Es el único resquicio de esperanza para los nubarrones a los que nos enfrentamos colectivamente.
dr.hiramalini.seshadri@gmail.com