¿QUIÉN ES SAI? – por Sri Sathya Sai Baba Brindavan, 19/6/1974

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¿QUIÉN ES SAI?
 
por Sri Sathya Sai Baba
 
Brindavan, 19/6/1974
 
«Dios es inescrutable. No puede ser realizado en el mundo objetivo externo, Él está en el corazón mismo de cada ser. Las piedras preciosas tienen que ser buscadas en lo profundo, bajo la tierra; no flotan en el aire. Busquen a Dios en las profundidades de ustedes mismos, no en la tentadora y caleidoscópica Naturaleza. El cuerpo les es dado para este elevado propósito, pero ahora lo están utilizando mal, como la persona que cocinaba su comida diaria en la vasija de oro incrustada de gemas que llegó a sus manos como una reliquia familiar.
 
¡El hombre alaba a Dios como omnipresente, omnisciente y omnipotente, pero ignora Su Presencia en si mismo! Por supuesto que muchos se atreven a describir los atributos de Dios y declaran que es esto o aquello, pero éstos no son sino los reflejos de sus predilecciones y preferencias.
 
¿Quién puede definir a Dios? ¿Quién puede afirmar que Dios no es de esta forma o que tiene este atributo? Cada uno tiene que adquirir, de la vasta extensión del océano, sólo tanto como lo que puede ser contenido en el recipiente que lleva a su orilla. Pueden captar sólo un poco de esa inmensidad.
 
Toda religión describe a Dios dentro de los límites que ella demarca y entonces pretende haberlo captado. Al igual que los siete hombres ciegos que hablaban del elefante como un pilar, una soga o una pared, debido a que se contactaban sólo con una parte y no podían percibir a todo el animal, también así las religiones hablan de una parte y afirman que su visión es plena y total.
 
Las religiones olvidan que Dios es todas las Formas y todos los Nombres, todos los atributos y todas las afirmaciones. La religión de la Humanidad es la suma y la esencia de todas esas fes parciales; pues sólo hay una única religión y esa es la Religión del Amor. Todas las diferentes religiones y fes que se sienten separadas y distintas están nutridas por una única corriente de Amor.
 
El sentido óptico no puede visualizar la Verdad. Sólo proporciona una información falsa y confusa. Por ejemplo, hay muchos que observan Mis acciones y comienzan a declarar que Mi naturaleza es esta u otra. No son capaces de medir la majestad y la eterna realidad que soy. El poder de Sai es ilimitado, se manifiesta por siempre.
 
Pero, aquellos que aseguran haberme conocido, los eruditos, los yogis (personas espiritualmente avanzadas), los pandits (ilustrados), los jnanis (personas liberadas), todos ellos son conscientes de lo menos importante, la manifestación externa de una infinitésima parte de ese poder, es decir, ¡los “milagros”! No han deseado contactarse con la fuente de todo poder y sabiduría que está disponible aquí en Brindavan.
 
Están satisfechos cuando obtienen una oportunidad para exhibir su conocimiento libresco y hacer alarde de su erudición en la ciencia Védica sin darse cuenta de que la Persona de quien emanaron los Vedas está entre ellos, por su bien.
 
Este ha sido el caso en todas las eras. Puede ser que las personas estén muy próximas (físicamente) al Avatar, pero viven sus vidas sin ser conscientes de su fortuna; exageran el papel de los milagros, los cuales son tan triviales al ser comparados con Mi gloria y esplendor, como lo es un mosquito en tamaño y fuerza con respecto al elefante sobre el que está posado. Por eso, cuando hablan sobre estos “milagros”, río por dentro por compadecerme de que se permitan perder la preciosa conciencia de Mi Realidad.
 
Mi poder es inconmensurable; Mi verdad es inexplicable e insondable.
Estoy anunciando esto sobre Mí, pues la necesidad ha surgido. ¡Pero lo que estoy haciendo ahora es sólo el regalo de una “tarjeta de visita”! Permítanme decirles que tales enfáticas declaraciones de la Verdad por parte de los Avatares fueron hechas tan clara e inconfundiblemente sólo por Krishna …
 
Puedo resolver cualquier problema por más complicado que sea. Estoy más allá del alcance de la indagación más intensiva y de la medición más meticulosa. Sólo aquellos que han reconocido Mi Amor y experimentado ese Amor pueden afirmar que han vislumbrado Mi Realidad. Pues el sendero del Amor es la verdadera ruta que conduce a la humanidad hacia Mí.
 
No intenten conocerme a través de los ojos externos. Cuando van a un templo y se paran frente a la imagen de Dios, oran con los ojos cerrados, ¿no es cierto? ¿Por qué? Porque sienten que sólo el ojo interior de la Sabiduría puede revelarlo a Él. Por eso, no anhelen de Mí objetos materiales insignificantes, sino pidan por Mí y serán recompensados. No es que no debieran recibir cualquier objeto que doy como señal de Gracia surgida de la plenitud del Amor.
 
Consideren el significado del nombre Sai Baba. Sai significa “Divino”, ai o ayi significa “madre” y Baba “padre”. El Nombre indica a la Madre y el Padre Divinos.
Vuestros padres físicos exhiben Amor con una dosis de egoísmo, pero este “Madre y Padre” Sai derrama afecto o reprimendas sólo para conducirlos hacia la victoria en la lucha por la autorrealización.
 
Él ha venido para lograr la tarea suprema de unir a toda la humanidad como una única familia, mediante el lazo de la hermandad; afirmar e iluminar la Realidad Átmica de todo ser para revelar la Divinidad, la cual es la base sobre la que descansa el Cosmos entero; y de instruir a todos para reconocer la Divina herencia en común que enlaza a hombre con hombre, para que así el hombre pueda liberarse del animal y elevarse hacia lo Divino que es su meta.
 
Yo soy la encarnación del Amor; el Amor es Mi instrumento. No hay criatura sin Amor; el más vil se ama al menos a sí mismo.Y el Ser de todos es Dios. De esta manera no hay ateos, aunque a algunos no les guste Él o puedan rechazarlo. Aquellos que se congratulan como ateos, un día, cuando se haya ido su enfermedad gustarán de Dios y lo reverenciarán.
 
He debido contarles acerca de Mi Verdad pues deseo que reflexionen sobre esto y de ello obtengan dicha, para que así puedan ser inspirados a cumplir con las disciplinas establecidas por Mí y progresar hacia la meta de la autorrealización del Sai que brilla en vuestros corazones».
 
Fuente: Extracto del Discurso Divino pronunciado en Vrindaban el 19/6/1974.