EL AURIGA – Sai como el Eterno Conductor … por Narayan Kasturi

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EL AURIGA

Sai como el Eterno Conductor …

por Narayan Kasturi

El Señor Krishna, dicen los textos sagrados, accedió en Su misericordia a ser el auriga, el motivador interno durante la batalla de Kurukshetra. Arjuna quedó atrapado en las garras del apego justo cuando el deber lo llamaba a la acción. «Mis miembros se caen; mi lengua se seca. El arco se resbala de mi mano; soy incapaz de mantenerme en pie; mi cerebro está en un remolino». Lloró. Krishna le reprendió por estar vencido por la debilidad, por ser poco varonil. El discernimiento de Arjuna fue dominado por la pena y la ilusión, el orgullo y la ignorancia, un sentido de yo y mío. Krishna le quitó el velo y le enseñó el secreto de una vida exitosa, el Yoga de la entrega, del no apego.

Es significativo que Baba llamara a la revista mensual de Prashanti Nilayam «Sanathana Sarathi», que significa el Eterno Conductor. Como Krishna vino, Baba también ha venido, para librar al hombre del pesar y la ilusión, del orgullo y la ignorancia, y para restablecer la justicia en el mundo. La palabra «Sarathi» es una garantía de Baba de que Él guiará al buscador si sólo da el paso inicial de invitarle a tomar las riendas de su vida. La palabra «Sanathana» es un recordatorio de que éste ha sido el papel de Baba desde los albores de la creación.

Los escritos de Swami son de su Telugu hablado simple y directamente. Cuando uno lee sus artículos, puede imaginarse a Baba hablando en Su forma íntima e inspiradora. Con preguntas entre Sus declaraciones, Él incita al lector o al oyente a pensar por sí mismo inyectando cuestionamientos sobre los problemas que desentraña. Mediante el uso de expresiones afectuosas ocasionales como «Muchacho», «Mi querido», «Bangaru», «Querido compañero», se acerca al buscador para instruirle en el arte del peregrinaje hacia Dios.

Baba ha escrito: «¡Cuán abatido estará el agricultor si las semillas que ha sembrado no brotan, crecen y dan una cosecha! Así también, si las semillas de las Palabras de Verdad que Yo siembro, no brotan en sus corazones y crecen hasta convertirse en hermosos árboles que dan frutos, tampoco Yo soy feliz. Esa cosecha de felicidad es Mi sustento, Mi alimento. Esta es la única adoración que necesito. No hay nada más elevado que esto. Al no desechar estas buenas palabras y verdades escritas por tu bien, si las pones en práctica y experimentas la alegría que se deriva de ellas, esa alegría es el alimento con el que me sostengo. Si así actúas de acuerdo con Mis palabras, y las llevas a la accion diariamente, con gusto te diré más, pues esa es la razón por la que he venido».

Baba ha dicho a menudo que Él demuestra Su Divinidad a través de milagros sólo para inculcar la fe necesaria a fin de que los hombres le escuchen y sigan Sus sugerencias para su propia realización espiritual. Declara que todos tienen derecho a conocer este mensaje de Él. Por lo tanto, cualquiera puede acercarse a Él sin temor ni vacilación. Su afán por eliminar todas las dudas que acechan a las personas que buscan Su guía, Su disposición a concederles tantas entrevistas como sean necesarias para discutir problemas personales específicos del peregrinaje espiritual, son pruebas de Su Gracia y Misericordia.

En «Sanathana Sarathi» se revelan el poder, la sabiduría y la gracia de Baba. Advierte que no hay que descuidar los centavos en la búsqueda de los dólares y las libras, y aconseja: «Sé vigilante con respecto a las cosas menores; la miríada de pequeñas cosas que te permites a cada momento se convierten en hábitos y deforman el carácter y la personalidad. Forman tu inteligencia, tu perspectiva, tus ideales y tus aspiraciones. Desafía tus malas propensiones incluso antes de que te esclavicen. Si haces un esfuerzo sincero, seguramente tendrás éxito».

«Si alguien te señala tus defectos, no discutas ni intentes demostrar que está equivocado, y no le guardes rencor por ello. Razona en tu interior, examina fríamente tu propia conducta y procede a corregirte con agradecimiento».

«Cuando alguien te cause dolor mental, no des lugar a la ira; la ira es el enemigo número uno de la razón y la discriminación. Repite el Nombre de Dios durante un tiempo sentado en un lugar solitario, o canta himnos en voz alta, o, si no puedes hacer ambas cosas, extiende tu cama y duerme».

«Tu propia experiencia es la mejor garantía de la verdad para ti. No te dejes llevar por lo que la gente cuenta de sus experiencias; nada puede ser tan genuino como la tuya».

«Desarrolla el valor, la confianza, la esperanza y el entusiasmo. Esto te ayudará tanto en el campo secular como en el espiritual».

«El hombre está por todas partes inmerso en preocupaciones y problemas; ¿es correcto aumentar la agonía? El mar ya está agitado; ¿cómo puedes alimentar la intención de soplar un tifón sobre él? Aprende más bien a esparcir una sonrisa de rostro a rostro. ¿Por qué entristecer al afligido mundo con tus lamentos y los relatos de tu propia desdicha? Adopta el curso de la recitación del Nombre, de la contemplación en la Forma, para apaciguar tu pena; supera tu propio dolor y sé un ejemplo para los demás».

Sin embargo, la eliminación de las tendencias, impulsos y hábitos perjudiciales, y la formación del carácter, son sólo preliminares a la práctica de la disciplina espiritual. Durante más de un año Sus artículos enfatizaron la contemplación de la Forma y su método de funcionamiento, que Él llama «la rutina planificada».

En Sus propias palabras, «Realiza la contemplación hasta que tu mente esté firmemente bajo tu control. Cuando la mente comience a correr, ten cuidado; no la sigas en sus caprichos, buscando descubrirla y castigarla. Quédate quieto, no la persigas. Entonces regresará por sí misma cuando esté cansada y agotada, porque ha sido descuidada por ti. La mente es como un niño pequeño; cuando la madre camina detrás de él y grita su nombre y muestra interés por sus movimientos, el niño adquiere la confianza de deambular un poco más allá; pero si la madre se queda quieta, y luego invierte sus pasos, el niño se asusta ante esta señal de abandono y corre de nuevo a sus brazos. Así pues, no te preocupes por los caprichos de la mente. Continúa con la repetición del Nombre y la contemplación de la Forma que más te agrade, de la manera que te parezca más propicia. Realizarás el deseo de tu corazón».

Palabras de consuelo y aliento como éstas abundan en los artículos escritos por Baba. Como Él dice: «En épocas anteriores, un grupo particular de personas o un individuo que tenía el monopolio de los medios de explotación y esclavitud, y el poder necesario para ello, era responsable de la decadencia de la conducta moral; por lo tanto, ésta podía ser reinstaurada mediante la destrucción de ese grupo o individuo. Ahora la maldad es una característica universal, y tengo que provocar una revolución en el carácter, la actitud y el comportamiento humanos enseñando a las personas ciertas disciplinas. Hay que volver a poner a la gente en el camino de la unidad, la armonía y la paz. La comprensión de que todo en el universo es la manifestación del Señor, es la base misma, el contenido entero, la urdimbre y la trama, el hilo y la tela de todo. Este es el derecho de cada persona, sea cual fuere su raza, credo, clase o casta. Ustedes, los de esta generación, son realmente afortunados por tener la suerte de estar en contacto Conmigo y la oportunidad de recibir la guía que he venido a dar».

Baba escribe enérgicamente contra los maestros que comprometen el ideal en aras del nombre y la fama. Uno de los propósitos de Su llegada es conducirlos de vuelta a la rectitud. Él condena el partidismo y la facción en el sagrado Nombre de Dios. No admite que Dios pueda estar enojado o celoso.

Baba escribe: «No creas en las descripciones del Señor en las que se le retrata como codicioso, irascible, celoso o vengativo. Él está por encima de toda mezquindad y negociación. Cuando una vasija de néctar es golpeada por una piedra, gotea, pero ¿el néctar se vuelve amargo? No, nunca puede cambiar su dulzura».

«Cuando se describe la Existencia pura, omnipresente y todo permeante, la materia y el método dependen de la perspectiva del orador y de la comprensión del oyente. Cuando se formula a través de atributos, recibe varios nombres y formas. Cuando el estudiante espiritual se da cuenta de que está más allá de todos los atributos que la mente puede concebir, entonces se le llama Brahman».Todas las disputas entre sectas son meras rivalidades seculares, que se dan por el vulgar placer que proporcionan a las mentes inferiores, dice Baba.

Baba también ha señalado que los ascetas y los monjes sólo merecen respeto si renuncian a todos los deseos, incluso al de desarrollar sus ermitas o instituciones. La atadura a tales lugares se convierte en una carga para ellos. En lugar de renunciar a todos los apegos, se han uncido con más fuerza al arado, se han degradado hasta convertirse en bestias de carga. Dice que la gente ha perdido la fe a causa de las actividades de tales hombres, que ejercen continuamente presión sobre la sociedad para ganar nombre y fama. Líderes religiosos como estos, dice Baba, forman a muchos discípulos; por lo que deben hacer un esfuerzo especial para ayudar a los aprendices a adquirir la perspectiva correcta y sumergirse completamente en la contemplación del Señor. Baba también ha señalado el error de dar al maestro un estatus superior al que le corresponde. El maestro debe ser respetado como la persona que le muestra a uno el camino, que vela por su progreso y se interesa por su bienestar, eso es todo. El estudiante no debe asumir que el maestro es omnipotente y todopoderoso. Sólo el Señor puede ser tratado y sentido como el Universal.

Baba siempre hace hincapié en la moderación. No defiende el ascetismo para todos. Habla del cuerpo como un instrumento dado por Dios, y dice: «Compréndelo bien; haz que obedezca tu voluntad; nunca te inclines ante él y sigas sus caprichosas demandas; entrénalo cuidadosamente para que sirva a tu bienestar. Estate atento a los primeros signos de daño o decadencia. Mantenlo en buen estado mediante actividades disciplinadas. Una alimentación moderada, un sueño moderado, una actitud de amor hacia todos, una conducta de fortaleza ante el dolor y la ansiedad y ante el éxito y la buena fortuna, son más importantes que los medicamentos para curar la enfermedad del cuerpo. Incluso la capacidad de discriminar, si se aplica a la condición física de uno, le ayudará a superar la enfermedad».

Baba escribe a menudo en contra de la inanición del cuerpo que propugnan los practicantes demasiado entusiastas y en contra de los epicúreos insensatos que atienden a la lengua que exige comida sazonada o una falta de variedad de platos.

Baba llama a la vida del padre de familia la del «maestro», pues es también a través de los sinsabores de la familia que la gente adquiere el impulso de la vida superior del Espíritu. Dice que sin los problemas familiares, muchos no habrían llegado a Él. Después de encontrarlo y conocerlo, se aferran a la Divinidad, ya sea que sus problemas se arreglen o no. Poco a poco empiezan a sentir que no hay que dar a esos problemas la importancia que les atribuían; los afrontan con más valor, confianza y comprensión. Ha escrito que la caña de azúcar debe dar la bienvenida al corte, al tajado y al aplastamiento a los que es sometida, porque sin estos procesos, su jugo se secará y no endulzará la lengua. El hombre debe dar la bienvenida a los problemas, porque eso también saca la dulzura del Espíritu en su interior. Dice: «Deseas un adorno y vas al orfebre y le das la cantidad necesaria de oro. Pero, ¿pasas las noches en vela suspirando por el calentamiento y el golpeteo, el tirón y el arrastre, el corte y el tallado a los que el orfebre somete tu oro? ¿Por qué entonces te preocupas cuando el Señor, para hacer de ti una hermosa joya, calienta y funde, corta y esculpe, y elimina tu escoria en el crisol del sufrimiento?

Baba es el Gran Sanador, el Restaurador de los espíritus decaídos, el Único Reanimador. Él insiste en la verdad, porque la falsedad tiene como raíz la cobardía. Uno oculta los hechos a una persona sólo cuando le tiene miedo o la odia. La verdad se basa en la fuerza. Según Baba, va en contra de la naturaleza esencial del hombre alegar debilidad o falta de fuerza. Él no permite que la gente diga: «Soy pecador, nacido del pecado, un alma pecadora». Cuando un devoto, con contrición, abusa de sí mismo, Baba lo levanta inmediatamente. «Cuando he venido por tu bien, no debes sentirte así», dice Él.

Bhagavan equipara la fuerza con el mérito y la debilidad con el pecado; es decir, la debilidad es pecado; la fuerza es sagrada. La fuerza física, mental y espiritual son las tres esenciales, pero la mayor fuente de las tres es la fe en uno mismo, en el alma interior. Baba dice: «Recuerda eso y saca fuerzas de ahí. Mi misión es darte confianza en ti mismo, darte la fuerza y la resistencia que surgen de eso. El abatimiento es la causa principal de la decadencia; por lo tanto, todos deben cultivar la cualidad de la alegría. Para los que se contentan, la vida es una larga fiesta. La envidia carcome las entrañas y se extiende como un veneno por todo el cuerpo político. Dedícalo todo, tanto la alegría como el dolor, al Señor; ése es el secreto para conseguir el contento, el más valioso de todos los tesoros.

Baba inculca el espíritu de servicio entre Sus devotos, y durante Dasara, un día generalmente dedicado al servicio social, enseña la actitud de adoración en la que se debe prestar servicio. Él escribe y habla del servicio a los demás como servicio en última instancia a uno mismo, y el dañar a los demás como dañarse en última instancia a uno mismo. En Sus palabras, «Cuando el Señor desciende en forma humana para poder servir al hombre, ¿cuan feliz será si el hombre se dedica a ese servicio? Dedica tu tiempo al servicio del mundo, independientemente de los resultados del mismo».

Baba es muy particular sobre la visión que debe inspirar al devoto que emprende el camino del servicio: «Aunque el servicio de la humanidad es sagrado, a menos que se funda en el ideal superior del Señor, realizando al Señor inmanente en todos, adorando al Señor en la forma de cada uno, no hay beneficio alguno. Uno debe tener plena fe en la divinidad del hombre y el servicio debe ofrecerse en la contemplación ininterrumpida del Señor. Utiliza el poder, el conocimiento y los logros con los que el Señor te ha dotado para la mayor gloria de Dios, con sinceridad y sin ningún tipo de malicia. Ése es el servicio del Señor, cualquiera que sea el campo de actividad o la región del deber en la que estés llamado a prestar servicio».

Muy a menudo Baba dedica un discurso entero a la elucidación de la necesidad de indagar sobre la fe ciega e irracional. Él podría comenzar: «Puedes hacerme una pregunta sin dudar.Yo siempre estoy dispuesto a responder, pero sólo quiero que pregunten aquellas personas que indagan seriamente con el deseo de saber. Sin el análisis y el razonamiento, no se puede captar el valor real de las cosas, y la renuncia no será posible en absoluto. A veces tendréis que indagar incluso en el proceso de vuestra indagación, pues podríais estar engañándoos todo el tiempo argumentando que vuestras acciones son todas morales y puras, cuando una mente desprejuiciada podría condenarlas de plano».

Como hizo el Señor Krishna, también le dice a la gente. «Pensad en todos los pros y contras; pensad también en vuestra propia experiencia; luego llegad a vuestro propio juicio. No te dejes llevar por lo que otros puedan decir, ni por lo que incluso Yo pueda decir.

«A las puertas del cielo hay tres centinelas que te admitirán dentro, sólo si les convences de la validez de tus credenciales que son el contento, la paz y la reflexión. Incluso si uno de los guardias está satisfecho, los otros no serán muy estrictos. Así que cultiva cualquiera de los tres. En el fondo, todos están interrelacionadas». (La indagación llevada al terreno de la experiencia da como resultado la paz – el contentamiento o la dicha no perturbada). «Pregúntame por cualquier disciplina en la que estés ansioso por participar o por algún mensaje que puedas poner en acción inmediatamente. Busca algo que valga la pena». Eso es lo que exige Baba.

Hay un sentido de urgencia en Sus órdenes: «El momento de iniciar el camino de la disciplina es ahora. Comienza hoy la disciplina que tendrá que hacerse mañana. Comienza ahora la disciplina que tiene que hacerse hoy. Al igual que un niño tiene que iniciar el alfabeto a una tierna edad, para que pueda ser competente en las artes y la ciencia cuando más tarde entre, así también, el niño espiritual debe comenzar con el «alfabeto» inmediatamente y seguir con los estudios; nadie puede hacer frente al alfabeto en la vejez o en el lecho de muerte. Cada segundo se acorta la duración de la vida; el momento que se ha ido ya no es tuyo; el momento que viene puede no ser tuyo en absoluto; así que pon todo tu esfuerzo ahora, en este mismo momento, para ganar la alegría eterna».

Entre los medios para ganar esta alegría perdurable, Baba pone en primer lugar el recuerdo del Nombre, su repetición, aunque también habla y escribe sobre los tres Yogas y los tres sistemas filosóficos tradicionales. Baba ha venido a acabar con todas las facciones y enfatiza la armonía de estos sistemas cuando exhorta: «No diré que el camino de la actividad dedicada, el camino de la devoción y el camino del conocimiento están separados, ni los clasificaré como primero, segundo o tercero en ese orden, ni aceptaré incluso una mezcla de los tres. La actividad dedicada es la devoción; la devoción es la sabiduría. Un bloque de caramelo – azúcar tiene dulzura, forma y peso, los tres. Así también, cada acción individual del hombre hacia Dios debe tener la dulzura de la devoción, el espíritu de la acción dedicada y la fuerza de la sabiduría.

«La sabiduría es el producto de la devoción, y la devoción es promovida por la más noble actividad dedicada, siendo esta el recuerdo y la reflexión del Nombre de Dios. El Señor puede dar el conocimiento sobre Si Mismo a un devoto. Él puede quitar el velo que Él mismo ha puesto».

«Una cosa y su naturaleza son lo mismo, no dos cosas distintas. ¿Es posible ver la naturaleza aparte del objeto, la dulzura aparte del azúcar, la luz aparte del sol? Así también, Bhagavân tiene dos características. Cuando hablamos de ellas como dos, se les conoce como Espíritu y Sustancia, pero en realidad son una. La sustancia de Bhagavân es inmanifestada, inseparable, sólo conocible por la experiencia, como la dulzura del azúcar. Por mera voluntad, esta sustancia envuelve a Bhagavân y el resultado es el cosmos. Esa Existencia única es la base o el fundamento tanto de lo universal como de lo particular, tanto de la totalidad como de las partes aparentes. Este cosmos total manifestado o Plenitud surgió de la Realidad Inmanifestada Indivisible, pero no hay disminución».

Baba desentraña los problemas filosóficos más complicados de forma fácilmente comprensible. El oyente ve la solución en un destello de iluminación explicado por un símil, una metáfora, una parábola o un epigrama que resume la elaboración de una hora. En resumen, su advenimiento es para todos, para forjar a todos en buscadores disciplinados. Como Él dice: «El mundo puede alcanzar la prosperidad y la paz sólo a través de aquellas personas cuyos corazones son puros y cuyas mentes están libres de prejuicios y pasiones, lujuria y codicia, ira y envidia».

Fuente: Tomado de Satyam Shivam Sundaram, Volumen 1 ( La Vida de Bhagavan Sri Sathya Sai Baba) por N. Kasturi