MI JORNADA INTERIOR
Una oportunidad de oro,
¡Una vez más!
por María Buffa
La Sra. Maria Buffa es una empresaria italiana. Durante más de 20
años ahora, ella ha sido una devota
de Sri Sathya Sai Baba, y desde 2018,
reconoció la misma Divinidad operando
a través de Sadguru Sri Madhusudan Sai. Ella es la guardiana, como la llama Sadguru, de la
‘Casa del Divino’ en Roma, que alberga a
Sadguru y su séquito durante Sus visitas
a Italia, que generalmente se compone de Roma y el Centro para el Desarrollo Humano – Casa del Divino en Asís. La Sra. Buffa coordina las
actividades de satsang en Roma y el servicio en Grace Kitchen, desde diciembre de 2018.También se desempeña como Vicepresidenta
de la Fundación de la Casa del Divino.
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En 1992, mientras estaba pasando por una etapa muy difícil de mi vida, había pedido
ayuda a un absoluto extraño —esto fue
el punto de inflexión en mi vida— Viví una experiencia
transformadora unica entonces. Durante siete días estuve en un estado de Unidad con el entorno de la
naturaleza. Vibraba con el viento; era una con el canto de los pájaros. Sentí como si alguien me hubiera sacado
del pozo oscuro en el que estaba y me llevó a la cima de una montaña. Al final de la experiencia,
descendí gradualmente y aterricé sana y salva en mi conciencia, pero yo había cambiado profundamente. Empecé a hacerme preguntas, a buscar explicaciones, ver la vida desde una perspectiva completamente
diferente. Podría decir que —en ese
mismo momento, ātmavichāra (indagación en el Ser) había comenzado para mí.
Después de buscar respuestas a mis preguntas,
me comprometí en un viaje espiritual «occidental»,
hasta que me llamaron la atención las palabras de un querido amigo
quien comparó a Sri Sathya Sai Baba con Jesucristo. Seguí mi corazón y viajé a la India para ver a Baba. Yo no sabía nada de Él, tampoco había leído de su literatura o biografía.
Sin embargo, hubo un fuerte tirón interior que me catapultó
en Puttaparthi. Me senté en el suelo para el darshan en medio de la multitud, esperando durante horas a un Maestro
cuyo idioma me era desconocido. Así comenzó, en julio de 2.000, la mayor historia de amor que pueda
existir —la que ocurre entre el jīvātmā (alma individual)
y el paramātmā (Espíritu Supremo).
Los viajes a Puttaparthi se hicieron habituales y mi
estancia era cada vez más larga. Después de entrar en contacto con esa inmensa energía de amor, mis
heridas comenzaron a sanar, la transformación fue
visible y mi unión con Él creció profundamente.
Nunca fui llamada para una entrevista. Nuestra relación era exclusivamente interna, pero siempre respondió a todas mis preguntas y dudas, con una mirada o una sonrisa, que yo pedia mentalmente o a través de una carta. Fue increíble
ser testigo de la forma en que interactuaba con todos al mismo tiempo, ¡a un alcance de 360 grados! Solo Dios
¡puede hacerlo! Estábamos completamente inmersos en Su
amor. Sólo aquellos que han vivido una experiencia así pueden comprenderla y relacionarse con ella.
Empecé a comprometerme con las actividades de servicio
en el Centro Sai en Via Arno, Roma y
procuré hacerlo lo mejor que pude. Mi alegria y plenitud durante este hermoso período de mi vida fue repentinamente interrumpida por la noticia de
la enfermedad de Baba y su posterior fallecimiento.Yo
estaba en shock, y no podía creerlo. Un manto de tristeza me envolvió y fui a Puttaparthi.
Recuerdo ese día como si fuera ayer, el
gran dolor que sentí cuando de repente me di cuenta de que
había perdido la oportunidad de mi vida. A pesar de tener tal Maestro, no pude cumplir con las expectativas que me había fijado espiritualmente. Una vez
más, como en tantas otras vidas, creí
que no había sabido aprovechar al máximo esta sagrada oportunidad.
Sin embargo, en 2014 supe de la presencia de Sri Sathya Sai Baba en Su cuerpo sutil y, después de un
sueño revelador, corrí a Muddenahalli
para encontrar a Swami y Su ‘comunicador’ – Sri Madhusudan Sai. Durante el darshan de la tarde, estaba en tal estado de dicha que no necesitaba
prueba alguna de su existencia.Yo estaba en la presencia
de mi Maestro en Su forma Sutil, mi corazón no tenía
ninguna duda en absoluto. ¡Volví a la vida, a mi Amado una vez más! Posteriormente, tuvimos la gran
oportunidad y bendición de organizar cinco viajes divinos
a Italia, donde Swami vino y bendijo
al pueblo de Italia. Mi corazón exclamó: ‘¡Qué gracia para servirte oh Señor, que regalo recibirte
en Roma en Tu Divina Casa!’
Todo había cambiado en mi vida desde entonces y mi relación con lo Divino se profundizó.
Me sumergí en actividades de servicio, y ahora estoy más feliz que nunca de haberlo encontrado y poder amarlo. También tuve la gran
oportunidad de presenciar, durante Guru Pūrṇimā de 2019, la ascensión del hombre a Dios, justo enfrente de mis
ojos. Esto demostró que la ascensión es posible para cada ser humano.
El cambio es la naturaleza de la vida.
La pandemia del Covid 19 cambió la forma normal de vida.
Ya no más viajes ni visitas Divinas y no más reuniones excepto a través de las plataformas online. A pesar de
los desafíos, el servicio de alimentar a las personas sin hogar
con el que Swami nos había bendecido en Roma continuó sin pausa. En el silencio de un forzado
aislamiento, los discursos de la serie ‘Domina la Mente’ indujeron una fuerza interior. Sadgurú Sri Madhusudan Sai, a través de los 30 discursos,
nos dio una dirección paso a paso que sirve como una hoja de ruta para llegar al destino del Ser.
Nos instó continuamente, con infinito amor, a no perder la oportunidad de esta vida humana para alcanzar la
Autorrealización. Recuerdo la agonía que sentí por no haber logrado la realización en el plano físico con la
partida de Sri Sathya Sai Baba.
Este es el momento, esta es la oportunidad dorada, esta vez no debo fallar. Busco ansiosamente las traducciones de las charlas y practico con seriedad la sādhanā de volver hacia adentro
regularmente. Mi transformación es un proceso en curso y aún no ha terminado.Todavía hay
mucho camino por recorrer, pero rezo con todo mi corazón para que
Sadguru Sri Madhusudan Sai, quien personifica la esencia de Sri Sathya Sai Baba, me ayude en este
camino para llegar a Él.
Fuente: De Vasudhaiva Kutumbakam, Número 12 – Marzo 2022 (Boletín Mensual Global)