Capítulo 23 de la serie «Sanatana Dharma» publicada por Sadguru Sri Madhusudan Sai en el diario de India «Vijayavani».
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- La idea de Mukti en el Sanatana Dharma
~ Sadguru Sri Madhusudan Sai
Todos aquellos que siguen el sanatana dharma ya saben que las cuatro metas de toda vida humana son:
dharma, artha, kama y moksha. Dharma es seguir el buen camino para ganar artha o riqueza, usando la cual cumplimos deseos legítimos y morales, lo que conduce a la meta final de llegar a moksha o mukti de los ciclos de nacimiento y muerte.
Observemos ahora cómo las diversas escuelas de filosofía han reflexionado acerca de moksha o mukti en el sanathana dharma. Mukti significa literalmente la liberación de algo, y en la vida humana indica la liberación de los procesos de encarnar en el nacimiento y desencarnar en la muerte, una y otra vez. Sri Adi Shankaracharya lamenta, en el Bhaja Govindam: punarapi jananam punarapi maranam punarapi janani jatare shayanam. Nacemos una y otra vez; morimos una y otra vez; una y otra vez entramos en la matriz de otra madre. Se considera que este ciclo es el ciclo del cautiverio, y mukti es esencialmente ser liberado del mismo.
El dvaita, o Escuela de Filosofía Dualista, propagada por Sri Mhadavacharya, un santo de Karnataka del siglo trece, plantea que el humano, como jiva o alma individual es diferente del divino Isvara, el Dios supremo, y que la única manera de lograr la salvación del nacimiento y la muerte en este mundo o jagat es llevar una vida de devoción y entrega a la deidad. En la filosofía dvaita, mukti solo es posible después de que perecemos; y esa libertad, en la cual no hay nacimiento después de la muerte, es llamada videhamukti. A esta persona se le acuerda el lugar más elevado en la dvaita bhakti sampradaya.
Una idea similar es repetida por Sri Chaitanya Mahaprabhu, un santo del siglo quince en Bengala, quien se consagró a la adoración del Señor Krishna, ya que lo consideraba la Deidad Suprema. Sri Chaitanya Mahaprabhu planteaba que después de haber desencarnado con la muerte, el devoto llega a las siguientes etapas de mukti: Sarsti, en la cual el devoto consigue una opulencia igual a la del Señor; salokyam, en la que, después de la muerte, el devoto, como un jiva, reside en el mismo loka o plano etéreo de la existencia que la deidad; y samipyam, en la cual el devoto se funde en la Divinidad. Esta idea es mencionada en el Srimad Bhagavatam, un tratado sobre bhakti compuesto por el sabio Vyasa, que describe la gloria del Señor Krishna y sus principales devotos.
Una clase similar de mukti es planteada por la escuela vishistadvaita, o Escuela de Filosofía del Monismo Condicionado. Sin embargo, propone una leve diferencia. En el vishistadvaita podemos llegar a la liberación del cautiverio —lograr bandhan mukti— aun estando en el cuerpo, debido al conocimiento de la presencia de la Divinidad en nuestro interior, como el controlador interno o antaryamin, y por consiguiente vivir con un sentido de entrega a la Divinidad. Como en la filosofía dvaita, en la cual la liberación o videhamukti ocurre solo después de la muerte, aquí también el alma individual o jivatma se considera una chispa o una parte del paramatma, y llega a paramapadam, o el más elevado estado de la divina existencia, después de haber desencarnado. Al mismo tiempo, a través del servicio devocional o upasana y la entrega o prapatti, en conjunto con el conocimiento o jnana de la Divinidad interior, llegamos a la liberación de los apegos o del cautiverio aun estando en el cuerpo. Sri Ramanujacharya, santo de Tamil Nadu en el siglo once, planteó esta idea de ofrendar al Supremo una armónica combinación de servicio, devoción y conocimiento como la manera de llegar a mukti. Aquí, aunque se considera al individuo como una chispa de la Divinidad, no se lo considera lo mismo que el Dios Supremo, pero con cierto esfuerzo se gana la liberación.
Sin embargo, en el advaita, la Filosofía del Monismo, planteada por Sri Adi Shankaracharya, el santo de Kerala del siglo ocho, habla del jivanmukti, que es completamente liberado «aquí y ahora», aun estando en el cuerpo. De acuerdo con él, esto es posible cuando un individuo supera la ignorancia de ser alguien diferente de Dios. Adi Shankara dice: brahma satyam jagan mithya, jivo brahmaiva naparaha: «Brahman, o la Divinidad Suprema, es real; el mundo es una ilusión, y el individuo no es otro que Brahman». Planteaba que nuestra auténtica naturaleza es la Divinidad, la cual está cubierta por la falsa identificación con el cuerpo y con la mente, lo que conduce a la ignorancia de la verdad de la Divinidad. Luego, el advaita plantea que el individuo está engañado acerca del cautiverio, ya que está siempre liberado, tal como es. De la misma manera, el sabio Ashtavakra declara al rey Janaka:
Dharmadharmau sukham dukham manasani na te bibho
na kartasi na bhokta’si mukta evasi sarvada.
«La rectitud, la injusticia, el placer y el dolor están relacionadas con la mente, no con el Tú que lo permea todo. Tú no eres ni el hacedor ni el disfrutador de las acciones, y por lo tanto eres siempre libre».
(Astavakra Gita, Capítulo 1, Verso 6)
Tal vez nos preguntemos cuál idea acerca de la mukti es real.
El sanatana dharma, siendo el modo de vida más acomodaticio, permite que coexistan todas las ideas. La liberación es el conocimiento de la Divinidad Suprema, a través de cualquiera de los caminos.
Aquellos que no pueden pensar que son otra cosa que el cuerpo, pueden seguir el camino del dvaita bhakti, según el cual «conocer» significa comprender las diferencias entre el jivatma y el paramatma. Mediante la devoción y la entrega, el jivatma puede llegar al paramatma. De hecho, en el estado más elevado de la entrega devocional, somos libres aun estando vivos, ya que la mente y el intelecto están absortos en la devoción a la Divinidad, y el cuerpo se considera puro por la adoración a la Divinidad. Para esa persona, la alegría derivada de la adoración y el servicio a la forma divina es igual a la liberación. Sin embargo, como existe la identificación con el cuerpo, ella es realmente libre solo después de la muerte, cuando el cuerpo es desechado.
El Monismo Condicionado, aunque no nos permite identificarnos como iguales a Dios, considera al alma como parte de la Divinidad, de modo que el individuo, mientras adora a una forma y un nombre de la Divinidad en particular, es consciente de su presencia dentro de sí, como el alma. En consecuencia, el individuo es capaz de descartar las tentaciones, deseos y apegos que nacen del cuerpo y sus relaciones con los demás. Viviendo así, es libre «ahora mismo», pero alcanza el estado más elevado solo cuando abandona el cuerpo.
La escuela Advaita considera que «conocer» es eliminar el error de concepto o avidya, de que somos el cuerpo, y considera que nuestra alma individual (jivatma) es en verdad Brahman. Dice que, en primer lugar, no hay dos; que dos es una ilusión, como el reflejo y el objeto. Por lo tanto, ¿hay necesidad de ser liberado? El individuo está siempre liberado, si realmente cree en esta verdad y está convencido de ella sin duda alguna. Sin embargo, hasta que desarrollemos esa convicción y la experimentemos como una realidad, necesitamos recorrer el camino espiritual, manteniendo la pureza y la ausencia de deseos.
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(Artículo publicado en idioma kannada en Vijayavani, importante diario del estado de Kerala (India), el 15 de febrero de 2022)