SANATANA DHARMA – por Sadguru Sri Madhusudan Sai – Capítulo 22

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  1. Los cuatro Mahavakyas del Sanatana Dharma

 – Sadguru Sri Madhusudan Sai

 La suprema verdad del sanatana dharma, que esencialmente todo es divino y cada persona es divina, ha sido relatada y reiterada en diversas partes de los Vedas, especialmente en la parte upanishádica de los Vedas. Los cuatro mahavakyas o grandes frases que proclaman esta verdad, y son muy populares, se encuentran en cuatro Upanishads, que pertenecen a los cuatro Vedas. Hoy los comentaremos y comprenderemos.

Vakya significa una frase, que, como todos sabemos, no es más que un conjunto de palabras que tienen sentido. Cuando está precedida de maha, o «grande», solo indica que la frase tiene más sentido. Por lo tanto, los mahavakyas de los Vedas son frases que no solo tienen un gran sentido sino el supremo sentido; y, si me lo preguntan, solo ellas tienen el verdadero sentido. El arte de capturar las máximas verdades en las frases más simples pertenece solamente a los grandes rishis de los tiempos védicos. Aprendamos acerca de estos cuatro mahavakyas.

El primero que comentaremos es tat tvam asi (तत् त्वम् असि) que se traduce como «Eso tú eres». Pertenece al sexto capítulo del Chandogya Upanishad (6.8.7) del Sama Veda. Hay una razón para que yo lo eligiera en primer lugar. Esta gran frase fue pronunciada nueve veces, durante una conversación entre el padre Uddalaka y su hijo recién graduado, Svetaketu, quien era un poco arrogante por el conocimiento que había adquirido en otro gurukulam. Sin embargo, el joven graduado no tuvo respuestas cuando su padre Uddalaka preguntó acerca de la suprema verdad de Brahman. Mediante diversos ejemplos, como el interior de una semilla que es la invisible esencia del árbol, o los recipientes de arcilla, hechos con diferentes formas pero de la misma arcilla, el padre explicó pacientemente que, en esencia, la verdad suprema es solo una, y solo aparenta ser múltiple mediante modificaciones de los nombres y las formas.

«Oh, Somya (joven), es así: si conoces un terrón, conoces todos

los objetos hechos de tierra. Todos los cambios son simples palabras, solo

cambio de nombres, pero la realidad es la tierra».

 De este modo se enseñó al joven discípulo que él era esa verdad, tat tvam asi. Podemos apreciar que esta gran frase fue pronunciada para un discípulo ignorante, para que conociera la verdad de la unidad con Brahman. Sin embargo, como el pensamiento de Brahman era nuevo para él, se le presentó el concepto con la existencia de dos: «el que necesita conocer», que es el buscador o discípulo, en este caso Svetaketu, y «el que tiene que ser conocido», que es Brahman. Por lo tanto, era una manera de guiar al ignorante para que experimentara el conocimiento de la verdad, instalando la meta de conocer la verdad suprema, para iniciarlo en el viaje hacia su propio interior en busca de ese supremo conocimiento.

En el siguiente mahavakya, este viaje hacia la verdad suprema continúa cuando el rishi del Upanishad exclama ayamatma Brahma (अयम् आत्मा ब्रह्म): «este Atman es Brahman», en el Mandukya Upanishad del Atharva Veda. Podemos pensar que se trata del buscador tratando de descifrar lo que fue enseñado en el primer mahavakya, diciendo ¿qué significa «tú eres Eso»? Las preguntas que pueden surgir son: ¿qué es «tú» y qué es «eso»? En esencia: ese cuerpo que identificas como «tú» ¿es «eso»? O, en otras palabras, ¿es Brahman? Podemos responder: el cuerpo está sometido a cambios, en tanto que Brahman es invariable. Por lo tanto, lo que se menciona aquí no puede ser el cuerpo. En ese caso, cuando decimos «tú» ¿nos estamos refiriendo a la mente que posees? ¿La mente también es «eso» o Brahman? Nuevamente la respuesta es negativa, porque la mente sufre cambios de pensamiento y emoción; Brahman está, por definición, más allá de los pensamientos y las emociones, y por supuesto, de los cambios que ocurren en ellos. Esto lleva al buscador al concepto de Atman, o alma individual, o jivatma, es decir, el reflejo de la Divinidad Suprema, que no padece ningún cambio con las variaciones del cuerpo y de la mente. Sri Krishna explica, en el Bhagavad Gita:

vāsānsi jīrṇāni yathā vihāya, navāni gṛihṇāti naro ’parāṇi

tathā śharīrāṇi vihāya jīrṇānya, nyāni sanyāti navāni dehī

 «Así como los seres humanos desechan su ropa vieja y gastada y se ponen

un nuevo atuendo, el Atma (también llamada dehi o alma) desecha

 un cuerpo viejo y gastado para vestir un nuevo cuerpo».

 Así, el buscador llega a comprender en el segundo mahavakya que dentro del efímero cuerpo está la eterna alma, que es Brahman y no tiene muerte ni edad. Se reviste de un cuerpo como de una vestidura, y la desecha cuando esta se gasta, solo para adoptar una nueva a través del ciclo de nacimiento y muerte. A medida que el individuo se disocia de la idea de cuerpo y mente, y acepta la idea del Atma o alma, que parece residir dentro del cuerpo, comprende que esta Atma era llamada «eso» en tat tvam asi.

Contemplar la naturaleza del Atman que es Brahman, lleva al buscador al siguiente mahavakya, que es aham brahmasmi:     अहम् ब्रह्मासस्म, «yo soy Brahman», como se explica en el Brihandarayaka Upanishad (1.4.10) del Shukla Yajur Veda. El buscador avanza ahora desde la idea de que el alma dentro de su cuerpo es Brahman, hacia la idea de «yo soy Brahman». Parece no identificarse más con el alma, que por definición es una «parte» de Brahman; ahora, más bien piensa de sí mismo como «todo» el Brahman. Esto es importante, ya que el buscador ha dejado de lado no solo su identificación con el cambiante cuerpo-mente, sino también la limitación e individualidad del jivatma o alma, para aceptar la infinitud y universalidad de Brahman. En esta etapa, el buscador, a través de su experiencia personal, proclama «yo soy Brahman», y Brahman es su existencia misma: su yoidad o ahambhava.

Piensen en ello: toda vez que comenzamos a decir algo de nosotros mismos, comenzamos con la palabra «yo» y luego añadimos palabras que nos describen. Por ejemplo, «yo soy un hombre», «yo soy una mujer», «yo tengo hambre», «yo voy», etc. En todas las frases está presente «yo», que no tiene género. Este «yo» desprovisto de toda cualidad es la representación de Brahman o la fundamental existencia misma de todo, que se denota con sat (la Verdad) o asti (la existencia).

Con esto, parece haberse completado el viaje desde la ignorancia, pasando por la búsqueda, hasta llegar al conocimiento de la verdad. Sin embargo, ¿qué hay del cuarto mahavakya? ¿Cómo armoniza con este pensamiento?

El cuarto mahavakya es prajñanam Brahma (प्रज्ञानम् ब्रह्म): «el conocimiento supremo es Brahman», del Aitareya Upanishad (3.3) del Rig Veda. Este mahavakya parece decir que más allá del «conocedor», que es el buscador, y el «conocido», que es Brahman, el «conocimiento» mismo que el buscador adquiere mediante su viaje interior —el conocimiento de «yo soy Brahman»— ¡es en verdad Brahman!

Cuando hablamos de cualquier conocimiento debe haber tres cosas: jñeyam, jñata y jñana. El objeto del conocimiento, llamado jñeyam, que en este caso es Brahman; el conocedor, llamado jñata, que aquí es el buscador, y el conocimiento o el proceso de conocer, llamado jñana. Por lo general, estos tres elementos son diferentes. Por ejemplo, si necesitamos conocer el sabor del caramelo, debe haber un degustador, que es el jñata o conocedor; tiene que haber caramelo, que es el jñeyam o aquello por conocer, y tiene que haber jñana, el conocimiento de la dulzura que experimentamos al probar el caramelo. Sin embargo, en el advaita vedanta, los tres, es decir, el conocedor, lo conocido y el conocimiento, se hacen uno. El conocedor es lo conocido, como se aprecia en el primer mahavakya, pero el cuarto propone que el conocimiento también es lo mismo que el conocedor y lo conocido. Es como el reflejo del sol en un recipiente con agua, que se ve mediante la propia luz del sol. El reflejo es el sol, la luz mediante la cual se ve el reflejo es el sol, y el que está en el cielo también es el sol.

El Astavakra Gita dice:

ज्ञानं ज्ञेयं तथा ज्ञाता सितयं नासस्त वास्तवम् ॥ (2.15)

jñānaṃjñeyaṃtathājñātātritayaṃnāstivāstavam

 «El conocimiento, lo que hay que conocer, y el conocedor,

ninguno de los tres existe en realidad».

 El Mundaka Upanishad declara:

ब्रह्म वेद ब्रह्मैव भवसत

Brahma veda brahmaiva bhavati (3.2.9).

«Conociendo a Brahman, nos convertimos en Brahman».

 O su corolario: que al convertirnos en Brahman conocemos a Brahman. De esta manera, los cuatro mahavakyas conducen finalmente a la comprensión de que el conocedor, lo conocido y el conocimiento, todos son Brahman.

A mediados de 2020, durante la primera cuarentena por COVID, mientras contemplábamos estas ideas en Sathya Sai Grama, nuestro ashram en Muddenahalli, yo estaba enseñando la verdad adváitica a los estudiantes y residentes del ashram. Les pedí que memorizaran dos de estas verdades: aham brahmasmi, अहम् ब्रह्मास्मि, «yo soy Brahman», del Brihandarayaka Upanishad, el tercero de los cuatro mahavakyas que aprendimos hoy, y sarvam khalvidam brahma, सर्वं खस्मिदं ब्रह्म, «todo esto es Brahman», un verso del Chandogya Upanishad (3.14.1). La idea de añadir esta segunda parte a la anterior tenía el propósito de asegurar que recordáramos que no solo uno mismo es Brahman, sino que todos los demás son Brahman, ¡para que no nos sintiéramos más santos que los demás! En un infrecuente caso de serendipia espiritual, ocurrió que una persona, que no sabía nada de sánscrito, hallaba difícil pronunciar खस्मिद, y rogó por una frase más simple. Entonces, esta palabra fue descartada y ahora tenemos un mahavakya mas simple: aham Brahma sarvam Brahma, अहम् ब्रह्म सर्वं ब्रह्म, que es actualmente el lema de nuestro ashram.

* * *

(Artículo publicado en India en idioma kannada, en el diario «Vijaya Vani»,

el 1 de febrero de 2022)