CAPÍTULO 20 DE LA SERIE «SANATANA DHARMA» PUBLICADA POR SADGURU SRI MADHUSUDAN SAI

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  1. El Sanatana Dharma y la armonía de las religiones del mundo

̶ Sadguru Sri Madhusudan Sai

El mundo ha presenciado demasiadas guerras en nombre de la religión, más que por cualquier otra causa. Los conflictos basados en la fe continúan sacudiendo al mundo aún hoy. En tanto que algunas religiones tienen orígenes muy antiguos, la mayoría tienen uno o dos milenios. Sin embargo, siglos de coexistencia no han ayudado a que los seguidores se reconcilien unos con otros. Hoy mismo continúa la desarmonía, no solo interreligiosa sino también intrarreligiosa. Una somera mirada al mundo nos dice que cerca del 85% de la población mundial se identifica con una religión que influencia sus creencias y su comportamiento, mientras que el resto no es religioso o tiene creencias ateas. En consecuencia, es obvio que la armonía de las religiones es esencial para la paz duradera en el planeta. ¿Hay una manera de poner armonía entre todas las religiones, a través de los ideales del Sanatana dharma? Explorémoslo en este capítulo.

La definición de religión en el diccionario es «la creencia en un poder sobrehumano controlador, especialmente un dios o dioses personales a los que se adora». Luego, la religión es esencialmente un sistema de creencias organizado alrededor de un dios o unos dioses. El rol más importante que cumple la religión es el de dirigir y guiar a los seguidores hacia el dios de su fe, a través de un determinado conjunto de prácticas y comportamiento moral. En cierto modo, las religiones ayudan a mantener el orden en la sociedad, al proporcionar lineamientos para una buena existencia. Sin embargo, dividen a la sociedad en razón de las diferencias que existen entre ellas en cuanto a las prácticas.

 Por su parte, el Sanatana Dharma no es una religión sino una suprema ley de la verdad de toda la existencia como divinidad. No se atribuye ningún nombre ni forma a la más elevada Divinidad suprema en el Sanatana Dharma, sino que simplemente se la define como «satyam jnanam anantam brahma» (Taittiriya Upanishad). En esencia, esto significa que su existencia es verdad, que es una fuerza consciente y que es infinita, ya que está presente sin ser limitada por el tiempo, el espacio ni las circunstancias. Tomar consciencia de esto en nuestro Yo Mismo es la meta suprema en el Sanatana Dharma, muy diferente a la idea de ir al infierno o al paraíso, a la cual suscriben muchas religiones, incluyendo el hinduísmo. Dado que el Sanatana Dharma proclama que todo es la Divinidad («Isavasyam idam sarvam» – Isavasya Upanishad), también nos alienta a comportarnos de acuerdo con esa verdad, aceptándolo todo, sin rechazar nada. Al tomar consciencia de esta innata unidad de la divinidad en toda la creación, el comportamiento natural es amar a todos como a nosotros mismos, y expresar ese amor como sacrificio por los demás («Tena tyaktena bhunjita» – Isavasya Upanishad). En consecuencia, el Sanatana Dharma nos enseña a tratarnos mutuamente con amor y respeto, ya que esencialmente somos uno en esa divina existencia, sin importar que las diferencias exteriores sean múltiples. Esto puede compararse a la arcilla, que es la única verdad fundamental en una colección de diferentes ollas y sartenes de ese material («Mrttketyeva satyam» – Chandogya Upanishad). Dado que el Sanatana Dharma sostiene la idea central de una Divinidad impersonal, sin nombre ni forma, que solo aparenta tener diferentes formas y nombres personales, nunca contradice a otros credos, ya que también sostiene que la misma verdad singular es mencionada de diferentes maneras por los sabios («Ekam sat vipra bahuda vadanti» – Rig Veda). Por lo tanto, las prácticas que se sigan exteriormente no son tan importantes como lo es el comprender             la filosofía de la existencia de todos como la Divinidad, y la respuesta natural a esta convicción es amar a todos por igual.

Tomemos esta única idea de amarnos los unos a los otros como un pensamiento que existe en el Sanatana Dharma, y comprendamos lo que las religiones dicen al respecto. Los siguientes son algunas de las enseñanzas de las principales religiones, que resuenan por completo con la idea del amor nacido de la unidad, del Sanatana Dharma.

El texto central del budismo dice: «Considera que los demás son tú mismo». 10.1, Dhammapada

La Biblia del cristianismo reza: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo». Mateo 22:36-40

 En el confucianismo la misma idea se expresa como: «Lo que no quieres que te hagan a ti, no se lo hagas a los demás». Capítulo 15, Analectas de Confucio

El hinduísmo habla de un solo mundo, como una sola familia: «ayam nijah paro veti ganana laghucetasam, udaracaritanam tu vasudhaiva kutumbakam» – Maha Upanishad 6.71

El Islam nos dice, a través de las enseñanzas del profeta Mahoma: «Ninguno de ustedes tiene fe, a menos que desee para su hermano lo mismo que desea para sí» – Nasai 47.55

Las enseñanzas de Mahavira, en el jainismo, claramente nos exhortan: «ten benevolencia hacia todos los seres vivientes» – Tattvarthasutra 7.11

«Para amar de verdad a Dios, debemos amar al hombre. Si alguien te dice que ama a Dios pero no ama a su projimo, sabrás que miente», declara el judaísmo jasídico (Martin Buber, «Los diez escalones», p. 82)

Guru Nanak Dev, el fundador del sikhismo, nos dice en el Guru Grant Sahib: «Mantén contento el corazón y abriga compasión hacia los demás; solo así podrá cumplirse tu voto».

El taoísmo enseña: «Ve a los demás como tú mismo. Ve a las familias como tu familia. Ve a los pueblos como tu pueblo. Ve a los países como tu país. Ve a los mundos como tu mundo» – Tao Te Ching, Capítulo 54

El zoroastrianismo proclama: «Que la felicidad pertenezca a quienes trabajan por la felicidad de los demás» – El Avesta, Ushtavatti Gatha Yasana 43.1

De esta manera, una mirada más profunda a las enseñanzas de las religiones del mundo pone en evidencia que, mientras existen diferencias en cuanto a cómo se enseña a Dios y se lo adora mediante diversos rituales, el mensaje innato de todas las religiones es que nos amemos unos a otros, y esto es exactamente lo que promulga el Sanatana Dharma. Lamentablemente, iniciativas de mentalidad estrecha por parte de unos pocos egoístas motivados por el engrandecimiento personal, condujeron al actual caos en nombre de la religión. Esto se parece al caso de los cuatro ciegos que tratan de comprender lo que es un elefante. Mientras uno lo compara con una columna, al tocar una pata, el otro dice que es como una cuerda, porque sostiene la cola; otro exclama que es como una pared, al palpar la panza, mientras que el cuarto sostiene que es como un tubo, porque ha tomado la trompa. Sin embargo, ninguno de ellos sabe lo que es un elefante. El superficial estudio de las religiones que se realiza actualmente es más o menos la misma historia. Así como una persona dotada de visión puede ver y describir correctamente al elefante, una persona sabia que ha experimentado la unidad de toda la creación puede definir lo que es Dios.

Con el paso del tiempo, la gente terminó siguiendo al mensajero en lugar de seguir el mensaje; se enamoraron de la adoración ritualística de la religión, y perdieron los aspectos espiritual y filosófico. Debemos comprender que mientras que las diversas religiones son          como escuelas, utilizando para la instrucción diversos idiomas, horarios, uniformes y estructuras, están enseñando el mismo programa de la unidad espiritual de toda la existencia.

Un profundo estudio del aspecto filosófico de todas las religiones, en lugar de un vistazo a las diferencias superficiales, puede conducir a su coexistencia armoniosa, tal como lo propone el Sanatana Dharma. Es hora de que ampliemos nuestra visión y expandamos nuestra comprensión a la luz del Sanatana Dharma: que una verdad puede ser expresada de mil maneras, sin caer, en nombre de la religión, en la mezquina estrategia de unos pocos, para que así podamos entregar a las futuras generaciones un mundo mejor, donde todos existamos en armonía, paz y dignidad, y en el que nadie desprecie a nadie.

Samasta Loka Sukhino Bhavantu – «Que todos los seres, en todos los mundos, sean felices».

 

 

(Artículo publicado en Vijayavani, importante diario de la India en idioma kannada, el 14 de diciembre de 2021)