12°. ARTÍCULO DE SADGURU SRI MADHUSUDAN SAI SOBRE SANATANA DHARMA

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Artículo publicado en el diario «Vijayavani» de India, el 27 de julio de 2021

  1. Para sociedades sustentables, cuatro valores en el Sanatana Dharma

Sadguru Sri Madhusudan Sai

 Ante el agotamiento de los recursos y el aumento de la población, se está debatiendo mucho en estos días sobre la sobre la sustentabilidad del planeta y de la raza humana. ¿Existe en el sanatana dharma una solución para este problema? Esto es lo que vamos a entender hoy. Generalmente, cuando oímos hablar de sustentabilidad, se nos dan a entender tres palabras: reducir, reutilizar y reciclar. Pero, aparte de esto, nuestro sanatana dharma proporciona la cuarta y más eficaz solución a este problema, que es «rechazar» lo que no necesitamos. En la cultura actual de usar y tirar, impulsada por el gasto sin sentido y el consumo sin fin, el sanatana dharma nos enseña a conducir nuestras vidas de tal manera que, mientras vivamos, dejemos también vivir a los demás.

En el brhadaranyaka upanishad se cuenta que cuando la triple progenie de Prajapati Brahma, es decir, los dioses, los hombres y los demonios, se acercaron a él para pedirle consejo e instrucciones, él respondió «Da», lo que fue entendido por cada uno de ellos de manera diferente.

Los dioses están dotados de tremendos poderes y, por lo tanto, deben refrenarseen su utilización, para no dañar a los demás, por lo que entendieron Da’ como dama, que significa autocontrol o restricción.

Los hombres, es decir los humanos, interpretaron la expresión «Da» como dana, que significa caridad, y eso es porque los humanos por naturaleza son codiciosos, y por lo tanto la caridad es la manera de dominar su excesiva codicia.

Los demonios, al escuchar la misma instrucción «Da», dedujeron que su padreles pedía que practicaran daya o compasión, ya que se dice que los demonios sonintrínsecamente crueles.

En consecuencia, las lecciones para los tres tipos de personalidades eran: dama, dana y daya, es decir, control, carida y compasión.

Esta historia simbólica del Upanishad conlleva una profunda lección para todos. En cada ser humano hay cualidades divinas llamadas sátvicas (estado de serenidad desinteresada), cualidades humanas llamadas rajásicas (estado de actividad egoísta) y cualidades demoníacas llamadas tamásicas (estado dominado por los instintos de supervivencia), que representan los tres hijos del Creador. Inevitablemente, todo ser humano necesita practicar las tres virtudes. En el mundo actual, dividido entre los que tienen y los que no tienen, en el que un puñado de seres humanos posee y controla la mayor parte de la riqueza y los recursos del mundo, estos valores son aún más importantes. Pero ¿cómo se correlacionan estos tres valores con la popular receta para la sustentabilidad, la de «reducir, reutilizar y reciclar»?

Una reflexión más profunda revelaría que refrenarse de consumir cada vez más, aun teniendo la riqueza y el poder para hacerlo, no es otra cosa que «reducir». Piensen en las naciones ricas del mundo; tienen a su alcance todo lo que quieren, pero si gastaran sin parar y consumieran en exceso, crearían una demanda artificial y un aumento de los precios, lo que haría esos mismos bienes inaccesibles e inasequibles para los habitantes de naciones más pobres. ¿No se espera entonces de ellos que «reduzcan», conteniéndose, o, en otras palabras, que practiquen dama?

Ahora, pensemos en aquellos que han terminado de usar un artículo o un objeto que ya no necesitan. Por ejemplo, la ropa y los zapatos que ya no les sirven, o una bicicleta que ahora resulta demasiado pequeña, o para el caso, cualquier otra cosa de utilidad, incluso una riqueza excesiva que tal vez nunca necesiten. Al no poder deshacerse del apego a esas cosas, la gente generalmente se dedica a almacenarlas, o simplemente las desecha sin preocuparse por los riesgos de estos residuos para el medio ambiente; en cualquiera de los casos, los recursos no se utilizan de la mejor manera. En cambio, si optaran por compartirlos con quienes los necesitan, ¿no se conseguiría una mejor distribución de los recursos y una sociedad más equitativa? Y eso es precisamente practicar dana o caridad. En otras palabras, es «reutilizar» los recursos, dándolos a otros que los necesitan más pero que no pueden permitírselos o acceder a ellos.

El tercer valor, daya o la compasión, equivale a «reciclar». Cuando consumimos, esencialmente utilizamos los recursos de la Tierra que pertenecen a todos, incluyendo

los insectos, los pájaros y demás animales. Para la producción de servicios públicos, utilizamos recursos naturales como el agua que fluye en los ríos, donde habitan muchas criaturas, el aire que respiran unos y otros, y la tierra y el espacio que albergan a todos los seres, la flora y la fauna. Cuando utilizamos los recursos, estos gradualmente disminuyen y se hacen menos disponibles para otras formas de vida. Además, en el proceso se contaminan, como ocurre si se tala un bosque o se desvía un río, se vierten efluentes en los sistemas de agua o se ventean gases nocivos en la atmósfera. Todo esto es una forma de crueldad con la que, a sabiendas o sin saberlo, estamos causando daño a los numerosos habitantes de nuestro planeta Tierra, tanto los que se ven como los que no se ven. Por lo tanto, cuando consumimos con cuidado y nos aseguramos de no contaminar el medio ambiente por eliminar irreflexivamente nuestros residuos, sino que los reciclamos para prolongar su utilidad, estamos mostrando compasión hacia todos, y eso es daya.

En los hogares indios practicamos estos valores desde la antigüedad, ya que nadie compraba nada más que lo necesario aunque tuviera el dinero para hacerlo, y mucho menos pedía prestado para comprar. Nadie desechaba las cosas después de un solo uso, sino que se buscaba la manera de reutilizarlas, como la ropa usada del hijo mayor que era utilizada por los más pequeños, y así por el estilo. Además, todos practicaban la caridad hacia los pobres y los necesitados. De hecho, en la mayoría de los hogares se cocinaba una comida adicional para alguien que pasaba hambre, o para donarla a los templos donde se alimentaba a los indigentes. Los indios teníamos también mucho cuidado de no desechar irreflexivamente objetos, ya que considerábamos que toda vida era sagrada y adorábamos con gratitud la tierra, los ríos, los árboles, los animales e incluso las montañas. La mayoría de las sociedades indias utilizaban suministros que se producían de forma natural y orgánica hasta llegar a sus casas, empezando por los alimentos. Así, estos podían biodegradarse fácilmente, sin causar ningún daño al ecosistema. En consecuencia, estos tres valores de dama , dana y daya —reducir, reutilizar y reciclar— estaban en acción en nuestra vida cotidiana.

Pero eso no era todo. Otro valor mucho mayor que enseñaban los textos sagrados del sanatana dharma era el de tyaga o sacrificio, que podemos llamar «rechazar»

todo aquello que no es necesario. El Isopanishad, que forma parte del Yajurveda, proclama en su verso inicial:

Isavasyamidam sarvam yatkiñca jagatyam jagat

tena tyaktena bhuñjitha ma grdha kasya sviddhanam.

 El significado es: todo lo que ves en este mundo cambiante está envuelto por lo Divino. Por lo tanto, consume con sacrificio y no tomes la riqueza de otra persona.

Por muy sencillo que pueda parecer, esto es muy profundo. Puesto que el sanatana dharma enseñaba que uno debe considerar todo y a todos como divinos, era imperativo que todos pensaran en los demás antes que en sí mismos, y se sacrificaran por el bien de los demás, antes de consumir. Enseñaba que antes de consumir algo, había que tener en cuenta a otros que podían estar más necesitados, pensando que si eso era más necesario para ellos que para uno mismo, les pertenecía legítimamente. Era la necesidad, no el poder adquisitivo, lo que definía a quién pertenecía realmente cada cosa.

Aunque en diferentes palabras, estos cuatro valores de dama (reducir), dana (reutilizar), daya (reciclar) y tyaga (sacrificar) se pueden ver mencionados en los Yoga Sutras de Patañjali, en las prácticas espirituales básicas llamadas yama-niyama, que debemos emprender para tomar consciencia de nuestra propia divinidad. El sabio Patañjali pide al buscador que practique santosha o contentamiento, que es reducir los propios deseos y carencias, y en consecuencia es lo mismo que dama; aparigraha o no acaparar cosas innecesarias para nosotros, que es dar en caridad o dana; ahimsa o no violencia que es no causar daño, en otras palabras, practicar daya; y finalmente, asteya o no robar, que es no tomar nada que pertenezca a otros, ya que pueden estar en mayor necesidad, lo cual es practicar tyaga.

Cuando el mundo en general piensa en sociedades sustentables, la mayoría de las veces las soluciones se basan en ideas capitalistas o socialistas, muy diferentes de los fundamentos espirituales que nos enseña el sanatana dharma. Hasta ahora hemos probado todas las demás teorías de sustentabilidad social, pero no hemos tenido mucho éxito; ¿por qué no probar ahora estos valores eternos que enseña el sanatana dharma?

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