MI JORNADA INTERIOR – VIVIENDO EN CONCIENCIA
por Ampelio Veleda
Es una gran oportunidad para compartir con todos los compañeros devotos el viaje espiritual que he recorrido en los últimos años. Expresar las propias sensaciones y sentimientos de amor trae una inmensa alegría ya que estimula valores que nos unen con esa unidad Divina. ¿Qué podría ser más grande que la unión con Dios?
En ocasiones, me he preguntado por la transformación que he experimentado ultimamente y he tratado de examinar la transformación que se ha producido también a lo largo del tiempo, dividiéndola en tres fases: i) Viviendo con Dios ii) Viviendo para Dios iii) Viviendo en Dios.
i) Viviendo con Dios
Comencé mi investigación espiritual como un contenedor vacío sin prejuicios y una mente abierta hacia la obtención de conocimientos superiores. Conocí a Sai Baba en 1988 y recibí una gran amistad de Él, que creo es la forma más elevada y pura de relación en este planeta.
Como un padre, me tomó de la mano, caminó a mi lado, me animó a abrir mi corazón hacia el crecimiento espiritual y me dio el valor necesario para afrontar la vida tal como viene. Entonces no conocía a Dios. Por el contrario, solía negar Su existencia, especialmente por la forma en que fue representado. Lo imaginé como algo más allá de mi capacidad de comprensión, y por eso abandoné mi búsqueda.
La primera vez que conocí a Baba, me dijo que Dios no está en algún lugar muy alto en los cielos, donde lo estaba buscando, sino que Él está dentro de mí. Esto despertó mi curiosidad. Durante las innumerables entrevistas que me concedió por Su inmensa misericordia y compasión, siempre me indicó la dirección para descubrir mi verdadera naturaleza. Lenta y gradualmente, a medida que pasaba el tiempo, comencé a comprender que cada átomo está lleno del mismo Dios, incluido este cuerpo que me ha concedido con tanto amor.
ii) Viviendo para Dios
Cuando dejó Su cuerpo mortal, yo no tenía la madurez suficiente para caminar por mi cuenta por el sendero de la espiritualidad. Esto me hizo creer que volvería para completar la Gran Ópera que había presentado en esta Tierra. Al mismo tiempo, continué dedicandole mi vida a Él siguiendo Su precepto de «Amar a Todos y Servir a Todos», siempre tratando de brindar apoyo de una manera u otra, en forma de ayuda y servicio a los necesitados.
Inicialmente, lo extrañaba mucho porque todavía estaba apegado a la forma humana de Baba. Pronto, Su regreso en otra forma llenó ese vacío parcial en mí. Esto fue inimaginablemente hecho por Él. Nos tomó en sus brazos como lo hace una madre cuando acaricia a su hijo. Esta «segunda oportunidad» fue como un premio en todas nuestras vidas, sabiendo plenamente que la muerte era evadida y que la vida se puede vivir aún más con dedicación y determinación hacia su objetivo más alto.
iii) Viviendo en Dios
Me di cuenta de la importancia que implicaba esta segunda oportunidad y tenía que aprovecharla al máximo. Hubo una conexión instantánea cuando lo volví a encontrar a través de uno de sus jóvenes estudiantes, Sri Madhusudan. Una ola de amor indescriptible me golpeó, tanto que un generalmente muy ‘estoico Ampelio’ lloró el resto del día. Había reconocido a mi «Maestro y Amigo». Mi corazón de inmediato prometió al Maestro, diciendo: «Nunca te abandonaré, ni siquiera por un segundo. Siempre seré tuyo».
Reconocí las extraordinarias cualidades y valores de ese joven. Desde el principio, fue un ejemplo para seguir e inculcar las enseñanzas de Swami en la práctica. Vi su transformación espiritual y la unión con lo Divino. Eso me dio consuelo y la seguridad de que incluso todos podemos alcanzar el mismo objetivo.
Cada día, imágenes del Maestro y el discípulo aparecían ante el ojo de mi mente y me sonreían. Esto sucede a diario sin ninguno de mis esfuerzos, tanto que los veo de forma natural, como si estuviera viendo cualquier otra forma de vida. Para mí, no hay diferencia alguna entre ellos y todos los demás seres vivos. Muchas veces, solo mirar un gorrión me conmueve. Me recuerda las experiencias de mi pasado.
Gracias a tales vivencias, que mantienen mi corazón contento, confirmándome que amando a todos, me amo a mí mismo ya que represento la expresión de una multiplicidad de formas de lo Divino. Pude realizar esto practicando los cinco valores humanos como los enseñó Baba.
Puedo decir que en los últimos años he estado experimentando la culminación de esa transformación que comenzó cuando vivía al lado del Maestro. Ahora es el momento de ir más allá de la forma física y vivir en la conciencia constante de Su presencia en cada momento de mi propia vida.
– Por el señor Ampelio Veleda,
Fundador y presidente de la Fundación Casa del Divino – ONLUS, Italia
𝘝𝘢𝘴𝘶𝘥𝘩𝘢𝘪𝘷𝘢 𝘒𝘶𝘵𝘶𝘮𝘣𝘢𝘬𝘢𝘮 (Numero 2 – 𝘔𝘢𝘺o 2021, 𝘔𝘰𝘯𝘵𝘩𝘭𝘺 𝘎𝘭𝘰𝘣𝘢𝘭 𝘕𝘦𝘸𝘴𝘭𝘦𝘵𝘵𝘦𝘳)
Fuente: Sri Sathya Sai Vrinda –
1/6/2021