¿QUÉ ES DHARMA?
por Sri Sathya Sai Baba
El ser humano debe llevar una vida correcta y dedicarse empeñosamente a practicar siempre todas las virtudes humanas, para que pueda vivir en Paz y para que el mundo pueda también gozar de Paz. Los hombres no pueden obtener Paz verdadera, ni pueden lograr la gracia de Dios por ningún otro medio que no sea viviendo una vida virtuosa. La moralidad y la virtud (Dharma), son los fundamentos para el bienestar de la humanidad; ellos constituyen la Verdad que se mantiene incólume a través de todos los tiempos. Cuando la Rectitud y la virtud no logran transmutar la vida humana, el mundo se ve afligido por la agonía y el temor. Cuando el resplandor luminoso de la virtud deja de alumbrar las relaciones entre los seres humanos, la sociedad entera se ve envuelta en la noche del dolor.
Dios es la encarnación del Dharma: Su gracia se logra practicando una vida virtuosa. El Hacedor está siempre alimentando la virtud y la moralidad en el mundo. Él está permanentemente estableciendo la virtud; puesto que Él, de hecho, es Virtud. Las sagradas escrituras proclaman a grandes voces la gloria de la virtud. Las escrituras de las diferentes religiones se han expresado detalladamente respecto de las virtudes humanas, en el lenguaje que es familiar a sus respectivos adeptos. Es el deber primordial de todo ser humano, en cualquier lugar y en toda época, rendir homenaje al dulce Señor del Dharma, la Personificación de la Rectitud.
La corriente de actividad dhármica, virtuosa y moral, jamás debe secarse; cuando sus frescas aguas cesan de fluir sobreviene el desastre en forma irremediable. La humanidad ha alcanzado su presente condición tan sólo porque la virtud, como un río subterráneo, fluye sin ser vista bajo la superficie, alimentando las raíces y los manantiales. No solamente la humanidad, sino hasta bestias y aves tienen que atenerse a la virtud para poder ser felices y sobrevivir con alegría.
Por todas estas razones, es imperativo que las aguas de la virtud se mantengan circulando, fluyendo en forma perpetua y abundante para que el mundo pueda gozar de felicidad. Actualmente, el desastre danza alocadamente sobre el escenario del mundo, porque la Rectitud se ha descuidado y ya no se cree en los preceptos fundamentales de la vida virtuosa. Por lo tanto el hombre debe comprender claramente la esencia de la virtud.
Y qué se entiende por Dharma (virtud, moralidad, rectitud)? ¿Cual es la esencia del Dharma? ¿Puede el hombre común llevar una vida dichosa y segura si se atiene a los dictados del Dharma? Estas dudas confunden la mente de los humanos en el curso de sus vidas. Es indispensable y muy urgente resolverlas.
En cuanto se habla de virtud, moralidad y deber el hombre ordinario lo toma en algunos de los siguientes sentidos: dar limosna, dar alojamiento a los peregrinos, alimentar a los pobres, adherirse a las normas tradicionales de una profesión, poseer un carácter que respeta las leyes, discernir entre el bien y el mal, seguir los dictados de la propia naturaleza y los caprichos de la mente, la fruición de deseos, y así sucesivamente.
Por supuesto que hace ya mucho tiempo que el rostro puro de la virtud fue mancillado de tal modo que se ha hecho irreconocible. Las hermosas praderas y arboledas se ven invadidas por la maleza y el descuido y luego se vuelven campo inhóspito y jungla salvaje. Los frondosos árboles son cortados por obra de personas codiciosas y el paisaje cambia de aspecto hasta volverse irreconocible. Con el pasar del tiempo la gente se acostumbra al nuevo estado de cosas y ya no notan la transformación y la decadencia. Esto es precisamente lo que ha sucedido en el caso de la virtud.
Todo ser humano tiene que familiarizarse con los rasgos principales de la virtud, tal como lo explican los Vedas, las escrituras más antiguas de la humanidad, cuyo ancestro desciende directamente de la palabra del Supremo Hacedor. Estas y otras escrituras sagradas, mal interpretadas por inteligencias incompetentes, abrumadas por las emociones desenfrenadas y un razonamiento impuro, han sido groseramente diluidas y su gloria se ha desfigurado atrozmente. Así como las gotas de lluvia caen del cielo claro y azul, contaminándose y cambiando de color al contacto con la tierra, de la misma manera, el mensaje inmaculado de los antiguos visionarios, el ejemplo de sus esplendorosas obras, tanto como el de sus acciones inmaculadas, se han convertido en una caricatura deforme de su original grandeza, debido a la tergiversación de seudo eruditos e intérpretes incultos.
Muchos libros para niños contienen ilustraciones que ayudan a explicar el texto, pero los lectores juveniles dedican el tiempo a mirar las estampas, olvidando lo que éstas tratan de aclarar. Similarmente los irreflexivos y los ignorantes comprenden mal los rituales destinados a ilustrar las grandes verdades, y los llegan a tornar corno si tuviesen validez independiente de éstas. Llegan a ignorar por completo las mismas verdades que los rituales tratan de poner en evidencia. Los viajeros que recorren una carretera descansan por un rato en los refugios colocados a la vera del camino, pero durante su estadía, muchas veces descuidan y dañan la misma estructura que les diera abrigo. De igual manera los torpes y los perversos alteran la faz misma de la moralidad védica y engañan al mundo, haciéndole creer que la versión tergiversada que propagan es la enseñanza de los Vedas.
Cuando tal manipulación de la virtud tiene lugar, cuando su rostro es desfigurado en manos de los enemigos de Dios, el Hacedor responde al llamado de los buenos y piadosos, y salva al mundo de la ruina mediante el restablecimiento de la Rectitud y de la Verdad en los campos de la moralidad y de las diversas actividades humanas o, dicho de otro modo, reafirma la virtud en el campo ideológico y práctico a la vez.
En cuanto al presente, ¿quién puede curar la ceguera actual? El hombre tiene que exterminar la bestia de seis cabezas que causa su perdición, incitándolo con lujuria, ira, codicia, ignorancia, soberbia y odio. Solamente así, la virtud puede ser reconstruida.
En los Vedas se hacía referencia al Señor corno la «Personificación de la Virtud»; mientras que Buda lo llamó «Suprema Sabiduría», Durante aquellos días en que Buda vivió, nadie se atrevía a pronunciar la palabra «Veda’; como sucedió en los tiempos del demonio Somaka, en que se perseguía sin misericordia a los que practicaban o enseñaban los Vedas, razón por la cual nadie se atrevía a nombrarlos; aunque como sobrevenía el temor de morir, ese comportamiento podía ser excusado. Pese al inminente peligro, Buda rebosaba reverencia por los Vedas, estaba siempre lleno de Dios. ¡Muchos dicen que Buda era ateo! Pero si Buda era ateo, ¿quién merece entonces ser designado creyente? La vida entera de Buda es un relato ininterrumpido de virtud suprema.
Otro gran maestro de filosofía y moral, Shankara (el principal exponente de la filosofía no dualista) es criticado por algunos que dicen que se oponía al sendero de la actividad virtuosa. Pero Shankara negaba solamente la eficacia de la actividad virtuosa, cuando ésta se efectuaba exclusivamente con el fin de satisfacer un deseo. Shankara fue, sin lugar a duda, un Gran Maestro que enfatizó la actividad virtuosa, y que recalcó la importancia del esfuerzo motivado por la comprensión de la Verdad básica.
El modo que empleó Shankara para practicar la virtud e insistir en el cumplimiento de las obligaciones impuestas por las diversas actividades humanas, teniendo presente la Verdad esencial de la vida y la fe de Buda en la esencia de los Vedas, solamente puede ser apreciado por aquellas personas que han adquirido una visión superior. Los que no poseen esa visión, se confunden en una maraña de interpretaciones. Es que para escalar cierta altura se necesita una escalera de altura similar.
Aquel que domine su egoísmo, sus deseos egocéntricos, el que destruya sus sentimientos e impulsos bestiales y deseche la tendencia natural de considerar el cuerpo como su «yo», como su «Ser», está ciertamente en el sendero de la virtud. Tal persona sabe que la meta de toda moralidad es la unión, o el fundirse de la ola con el mar, la fusión o absorción del «yo» individual en el “Yo” Universal, la inmersión del ser en el Ser Superior.
En todas las actividades mundanas deben cuidar de no herir los cánones del decoro y de la bondad; no deben contradecir a los impulsos de la Voz Interior y deben estar preparados en todo momento a respetar los dictados apropiados de la conciencia; deben cuidar sus pasos para no obstruir el camino de los demás; siempre -deben estar alertas para descubrir la Verdad oculta detrás de toda esta variedad resplandeciente. Esta es la suma total de los deberes humanos, éstas son las virtudes humanas por excelencia. Este es vuestro Dharma (la Acción Correcta).
«Sacrifiquen la ignorancia y el egoísmo en el altar de la sabiduría e instalen la virtud en su lugar»; éste es el Mensaje de los Vedas. Cada acto desinteresado aislado que prepara el terreno para la fusión del Alma individual con el Alma Universal, que expande la visión, permitiendo la percepción de la presencia de la Conciencia Absoluta inmanente en todo lugar, constituye un acto imbuido de virtud. Cada uno de tales actos es un diminuto riachuelo que va a sumarse al río de la santidad, que corre hacia el océano del Conocimiento Absoluto. Todos vuestros actos y actividades son rituales en la adoración del Alma Suprema que llena el Universo. Cualquier cosa que se haga con una actitud de dedicación y entrega es un componente de la virtud que conduce a la Realización. La estrategia del modo de vida en Bharat (India, la tierra que tiene apego al Señor), está orientada hacia la santificación de cada movimiento y cada palabra, pensamiento y acción, convirtiéndolos a todos ellos en un paso más hacia esa Realización.
Ustedes deben comprender las acciones virtuosas de antaño buscando captar su sentido simbólico. El campo espiritual contiene muchos términos técnicos, que tienen su propia y especial connotación. Estos deben ser claramente comprendidos, para que puedan captar correctamente las enseñanzas de las Escrituras.
Tomemos un ejemplo. En tiempos antiguos la gente solía celebrar ofrendas, y en ellas se sacrificaban animales. Pero el animal es solamente un símbolo. No era la bestia la que había que despedazar. ¡El animal lleva de por sí una vida de sacrificio, y no tiene necesidad alguna de que el hombre tenga que finiquitar su vida en un altar de sacrificios! El animal que debe ser inmolado y ofrendado es diferente.
En el vocabulario espiritual, animal significa «conciencia corporal», la «conciencia del ego»; y esto es lo que debe ser sacrificado. El Señor es conocido como el Guardián del ganado o el Pastor que vela por todas las Almas individuales, El que tiene el control sobre la naturaleza animal del hombre. El cuidar a las vacas es el juego simbólico de Krishna (así como vemos a Cristo cuidando a las ovejas como buen Pastor), que indica Su Misión de velar por los individuos.
Las Escrituras poseen profundos significados internos. El propósito del Dharma (virtud, moralidad, rectitud) es lograr que el individuo cese en sus apegos a la naturaleza exterior, y a la ilusión que ello produce, y que llegue a darse cuenta de su Realidad, o dicho de otra manera, que deje de considerar real lo que ahora considera como tal (lo tangible, el mundo objetivo), para que pueda percibir la revelación de su verdadera identidad.
Fuente: de Torrente de Virtud (Dharma Vahini) por Sri Sathya Sai Baba, Capítulo 1.