LAS CUALIDADES NOBLES FORMAN EL SENDERO PARA EL ASPIRANTE
por Sri Sathya Sai Baba
Más que todas las edades anteriores (yugas), la Edad de Hierro, la Edad del Mal, el Kali Yuga ofrece senderos variados a través de los cuales el hombre puede adquirir discernimiento (Viveka). Si lo que se necesita es educación, hay tantas escuelas e instituciones como ustedes las precisen, y si uno busca la riqueza, hay diferentes caminos por los cuales, con esfuerzo, puede ser obtenida honorablemente. A pesar de esto, sin embargo, no se acrecienta la felicidad o la paz humana. En verdad, hay mucha más miseria que en épocas anteriores.
¿Cuál es, entonces, la razón? La razón está en el comportamiento humano, en la misma manera de vivir del hombre … La vida humana es indudablemente la más elevada en evolución, y para darle significado es indispensable el esfuerzo espiritual, un esfuerzo que sea puro y santo. Para esta forma de vida, el carácter es lo más importante. El carácter hace a la vida inmortal; él sobrevive a la muerte. Algunos dicen que el conocimiento es poder, pero esto no es verdad. El carácter es poder. Aún la adquisición de conocimiento exige un buen carácter. En consecuencia, todos deben anhelar obtener un carácter sin tacha, sin una huella de mal.
Observen que Buda, Jesucristo, Shankaracharya y Vivekananda, grandes sabios, santos y devotos del Señor, se mantienen como paradigmas en la memoria del hombre, aún hoy día. ¿Qué cualidad hizo a todos ellos memorables para todos los tiempos? Yo digo que fue el carácter de cada uno de ellos.
Sin carácter, la riqueza, la educación y el nivel social no son de utilidad alguna. El carácter es la fragancia de la flor; él da valía y mérito. Los poetas, los pintores, los artistas y los científicos pueden ser grandes, cada uno en su propio campo, pero sin carácter no pueden tener rango en la sociedad.
Ciertamente, pueden surgir dudas de si todos aquellos que ahora son saludados por la sociedad con respeto tienen el carácter que consideramos esencial de la grandeza. Sin embargo, estoy hablando de una sociedad y un carácter que se adhieren a ciertos valores inmutables. Comúnmente, la sociedad atribuye importancia a ciertas cualidades, y las modas en el carácter cambian con los antojos de la sociedad. Pero la naturaleza básica de un carácter sin tacha es eterna; es la misma, sin importar las vicisitudes de la sociedad. En ese sentido, él es inmortal, estando asociado con otra entidad inmortal: el Alma (Atma).
Entre las cualidades que hacen intachable a un carácter, las del amor, paciencia, autocontrol, firmeza y caridad son las más elevadas y tienen que ser reverenciadas.
Los cientos de pequeñas acciones que realizamos todos los días se convierten en hábitos; estos hábitos forman la inteligencia y moldean nuestra actitud y nuestra vida. Todo lo que tejemos en nuestra imaginación, buscamos en nuestros ideales, anhelamos en nuestras aspiraciones, deja una huella imborrable en nuestra mente. Distorsionados por estas impresiones, formamos nuestro conocimiento, nuestra imagen del mundo alrededor de nosotros, y es a esta imagen a la cual nos apegamos.
El presente del hombre no es sino el resultado de su pasado y los hábitos formados durante ese largo período. Cualquiera sea la naturaleza del carácter que haya adquirido, no hay duda de que puede ser cambiada modificando los procesos acostumbrados de pensamiento e imaginación.
No es incorregible la maldad de ningún hombre. ¿No fue Angulimala, el salteador, convertido por Buda en una persona bondadosa? El ladrón Ratnakara, ¿no se convirtió en Valmiki, el sabio? Con esfuerzo consciente se pueden cambiar los hábitos y refinar el carácter. El hombre tiene siempre dentro de sí, a su alcance, la capacidad de desafiar sus inclinaciones perversas y de cambiar sus malos hábitos. Mediante un servicio desinteresado, así como merced a la renunciación, la devoción, la oración y el raciocinio, los viejos hábitos que atan a los hombres a lo terrenal pueden ser desechados y nuevos hábitos que nos conduzcan a lo largo del sendero divino pueden ser incorporados a nuestras vidas.
El analizar la naturaleza de este carácter, sus modos y sus caprichos, e informar acerca del proceso de su remodelación, es el propósito de toda la literatura espiritual, de todos los poemas, epopeyas, libros y publicaciones. «Sanathana Sarathi»(la revista de Prashanti) tiene precisamente esta meta como objetivo; no persigue ni la exhibición de erudición ni la adquisición de nombre y fama.
Sin embargo, tiene que advertirse que la mera lectura de un libro o publicación no otorga discernimiento.Todo aquello que es visto, escuchado u oído debe ser puesto en práctica en la vida diaria. Si no se hace esto, la lectura es únicamente una pérdida de tiempo. Si algo es leído como distracción, pasa con el tiempo y nada subsiste.
Fuente: del libro Sobre el Amor (Prema Vahini, Capítulo 1)