TRIBUTO A GURUNAAM GURU – SRI SATHYA SAI
por Sri Madhusudan Sai
Gurú Purnima 2019
«Llegará un día en que tú serás yo y yo sere tú» dijo Él, y casi instantáneamente lo descarte como imposible.
Hoy ese día ha llegado.
El 23 de noviembre de 2015, durante el 90 cumpleaños de Bhagavan Sri Sathya Sai Baba, es cuando por primera vez experimenté un sentimiento como nunca antes, en que cada parte de mi ser se estremeció con el repentino surgimiento del amor más puro por todos y cada uno de los que se habían reunido en el recién inaugurado salón Premamrutham, y la ilusión del mundo efímero se fundió y disolvió en las incesantes corrientes involuntarias de lágrimas que fluyeron de mis ojos. En esos silenciosos sollozos de felicidad, finalmente el río alcanzó el océano y desaparecí en Sai.
Esta ha sido una experiencia recurrente desde entonces, en muchos lugares en diversos países con muchas personas, con tanta frecuencia que ya no es algo fuera de lo común.
«Bendíceme con la dicha del Yo, bendíceme con la unión Contigo, bendíceme con la autorrealización», fueron las oraciones que le hice a mi Maestro cuando era un joven discípulo en su universidad sin siquiera saber lo que eso realmente significaba en su totalidad. Sin embargo, incluso rezar así no podría haber sido sin Su voluntad. Cuando se me apareció de manera Sutil, en una hermosa tarde de 2011, recé para que me otorgue el estado espiritual más elevado sin siquiera sopesar mi elegibilidad.
Y Él me dijo compasivamente que tal día vendria pero no ahora. “La olla de barro todavía está húmeda, se romperá si vierto el agua. El cable se quemará si una corriente de mayor voltaje que su capacidad de transmisión lo atraviesa.Ten paciencia, te estoy preparando. Lo que pides esta Conmigo, guardado de forma segura.Te concederé la llave cuando sea el momento adecuado».
Ocho años después de que esas palabras fueran pronunciadas por el Divino, en este Guru Purnima de 2019, mientras estaba sentado en el escenario y Sri Narasimha Murthy hablaba sobre la tercera fase que comenzó ese día, la de Sankramana (o ascensión) de la manifestacion Sutil en la misión de Bhagavan, sucedió. Las palabras divinas proféticas se hicieron realidad. Y no fue repentino ni apresurado, sino que aconteció lenta, suave y gradualmente. Pero intensamente, sin embargo.Tan intenso que no pude sentir mis extremidades después de un tiempo. No tenía control sobre mi cuerpo, especialmente el lado izquierdo, que parecía casi paralizado. Pero en lo profundo experimenté una sensación de calma que se negó a verse afectada por los procedimientos del día. Era una sensación como la de un metal fundido espeso que acababa de comenzar a derretirse y, aunque una parte se movía, otras permanecían inmóviles. Sentí como si me estuviera disolviendo parte por parte, pero esta vez no había lágrimas, sí en cambio un silencio profundo y denso que era embriagador.
Sumeet (Tappoo) me ayudó a ir a la sala verde después del discurso que fue dado sentado en el sillon, debido a mi incapacidad para sostenerme por mi cuenta. La experiencia duró unos minutos más antes de que pudiera volver a mis sentidos, y sentí que ya no era el mismo. Algo se había roto dentro de mí, tal vez los últimos vestigios de antiguos apegos, y me sentí tan libre como nunca antes me había sentido. La alegría de un río que había atravesado muchos terrenos yermos para llegar a la desembocadura, desde donde se precipitaría en la vasta extensión del océano para perderse a si mismo, era mía. Me sentí liberado de una vez por todas.
Desde entonces, el último sentido de individualidad y las sombras oscuras de la vergüenza y el miedo que lo acompañan, simplemente se desvanecieron en la radiante iluminación espiritual de un millón de soles brillando interiormente.
La ascensión había comenzado y fue presenciada no sólo por los ojos mortales de la atónita audiencia que estaba sentada en el salón sagrado, sino también por los innumerables seres elevados que habían descendido en cantidades desde dimensiones más allá. Un evento cósmico había ocurrido, sólo para la realizacion de unos pocos, cuando la humanidad se estaba transformando en Divinidad. Las alas multicolores de la dicha y el amor se abrieron desde adentro y el alma se elevó en un vuelo de bienaventuranza, dejando atrás al cuerpo. La experiencia fue electrizante y emancipadora, iluminadora y arrobadora, fue simplemente liberadora.
Estoy agradecido a mi Maestro que me redimió de mi mezquindad y me permitió subir los escalones del refugio espiritual, hasta que sólo quedó uno, yo en mi Maestro y mi Maestro en mí, no más la dolorosa separación de dos, sino la bienaventurada unión del Uno.
Sri Sathya Sai Atmabodhakaya Namaha.
Fuente: Sai Vrinda
Nota: Esta es una traducción provisoria realizada por devotos voluntarios, como servicio de difusión. Las traducciones oficiales son efectuadas a su debido tiempo por la editorial Premamruta Prakashana, de Muddenahalli.