UNA RARA EXPERIENCIA DE LA DIVINIDAD DE SWAMI – por Sri T.G. Krishnamurthy

      Comentarios desactivados en UNA RARA EXPERIENCIA DE LA DIVINIDAD DE SWAMI – por Sri T.G. Krishnamurthy

UNA RARA EXPERIENCIA DE LA DIVINIDAD DE SWAMI por Sri T.G. Krishnamurthy

«Abrí los ojos y encontré a Swami allí. Me pidió que me sentara y lo hice. Me dijo que me darían de alta mañana. Me aconsejó descansar un par de días y luego reanudar mis actividades como Presidente del Andhra Mahila Sabha. Tenía sed y estaba buscando agua cerca mio. Swami se dio cuenta de esto y me pidió que abriera la boca. Colocó el dedo meñique de su mano derecha sobre mi boca. iY he aquí! Sentí café caliente fluyendo en mi boca. Swami luego me bendijo y se fue» (testimonio de la señora Parvathamma). ~

Swami me convirtió en presidente del distrito de la ciudad de Madras (Chennai) el 14 de abril de 1976. Después de eso, se hizo habitual que los titulares de cargos en mi Chennai, incluido yo, procedieran a Brindavan todos los años para rezar a Bhagavan con el fin de bendecir Chennai con Su visita divina. En muchas ocasiones, tuve el privilegio de conducir el automóvil en el que Bhagavan viajó de Brindavan a Chennai. El convoy que lo acompañaba consistía de estudiantes de la universidad de Swami y algunos devotos mayores. También me dieron la oportunidad de conducir el automóvil que Swami usaba para sus visitas locales en Chennai. Ademas fuimos bendecidos para acompañar a Bhagavan y su comitiva en el viaje de regreso a Brindavan. – La visita de Bhagavan a un hogar de ancianos Durante estas visitas, cada mañana, el presidente del estado de la Organizacion Sai se reunía con Swami para buscar orientación sobre Su programa del día. A su vez, el programa se me comunicaba para que pudiera determinar la ubicación exacta de los lugares a dirigirnos y la ruta más conveniente. Teníamos dos motociclistas sirviendo como pilotos delante del auto de Swami. Si el automóvil giraba a la derecha o izquierda, debia usar el indicador en el coche para alertar a los pilotos. Era responsabilidad del conductor llevar un registro de esta señal y, en consecuencia, guiar a la persona que conducía la moto. Una mañana, el presidente del estado me informó que Swami no había dado ninguna indicación sobre las visitas propuestas para ese día. Por lo tanto, tenía el dilema de si debía estacionar el automóvil en el cobertizo o seguir esperando hasta que recibiéramos instrucciones claras de Bhagavan. El presidente me dijo que buscara la guía de Swami al respecto. Cuando fui por Su guía, Swami me dijo que debía tener el auto listo para una visita que quería emprender. Cuando traté de saber adonde planeaba ir, simplemente dijo: «Ya te lo diré». Como no podía avanzar más en el asunto, decidí esperar cerca del auto. En poco tiempo llegó Swami, se sentó en el auto y dijo: «Vamos». Sólo Swami y yo estábamos en el auto. Los dos motociclistas que servían como pilotos se adelantaron al automóvil como de costumbre. Cuando el auto se acercó a la siguiente intersección, le pregunté a Swami si deberíamos girar a la derecha o a la izquierda. Swami señaló que giraramos hacia la derecha. Según el procedimiento estándar, encendí la luz indicadora derecha para advertir a los acompañantes. Pero inmediatamente después de que las motos tomaran a la derecha, Swami modificó Sus instrucciones y dijo: «No … ¡vamos hacia la izquierda»! Afortunadamente, el tráfico en esa direccion no era mucho y giré el auto hacia la carretera a nuestra izquierda. Para entonces, los pilotos habían seguido el camino de la derecha sin darse cuenta del cambio en nuestra ruta. Estaba mirando nerviosamente el espejo retrovisor del coche para echar un vistazo a las motos. Esperaba que pudieran ubicar el auto y eventualmente nos alcanzaran. ¡Pero Swami siguió con una serie de instrucciones de «girar a la derecha», «girar a la izquierda» y pronto perdimos de vista a los pilotos! Esos fueron los días en que la comunicación móvil no estaba disponible. Estaba muy preocupado por lo que haríamos en caso de que el auto sufriera una pinchadura. ¿Cómo buscaría ayuda en tal caso? Recuerden, sólo estábamos Swami y yo en el auto. Me aventuré a preguntarle a Swami adonde íbamos, pero en respuesta sólo me pidió que siguiera. Él continuó dándome las instrucciones. Imagínense, estábamos en la ciudad de Madrás (Chennai). Se suponía que yo era el hombre local. ¡Y aquí estaba recibiendo instrucciones sobre la ruta de Swami! Pronto estuvimos frente a la residencia de ancianos Lady Willingdon en Pycrofts Road. La hora era alrededor de las 11.10 a.m., estaba familiarizado con las horas de visita al hospital. Le informé a Swami que permanecía cerrado para visitantes de 11 a.m. a 4 p.m. En respuesta, Swami simplemente dijo: «Lo sé … lo sé … sólo mueve el auto cerca del pórtico del edificio del hospital». – Resurrección de Parvathamma Siempre había un guardia de seguridad estacionado en la puerta del hospital de 11 a.m. a 4 p.m. Pero ese día, no había guardia alrededor y la puerta estaba abierta de par en par. Aparqué el auto cerca del pórtico del hospital según las instrucciones de Swami. Él se bajó del auto y procedió a subir las escaleras que conducen al primer piso del edificio del hospital. Me aventuré a acompañarlo, pero me detuvo diciendo: «No … no … tú quedate aquí». Miré preocupado mientras Swami subía las escaleras completamente solo. Me estaba imaginando todas las críticas que estaria obligado a recibir de los mayores de la organización por haber dejado que Swami ingresara al hospital solo. ¡Nuestro presidente estatal en la Organización Sai en ese momento era un mayor retirado del ejército y eso hacia que las cosas fueran aún más riesgosas para mí! Para mi alivio, Swami regresó después de unos diez minutos. Se sentó en el auto y me pidió que volviera a Sundaram. Después de un rato, le pregunté a Swami por qué había visitado el hospital. La respuesta a esta pregunta realmente me sorprendió. «¿Conoces a Parvathamma?», preguntó. Conocía a Parvathamma. Ella era la esposa de Sri Hanumantha Rao, un ex oficial del IAS. La pareja eran devotos de Swami desde hacia mucho tiempo. ¡Sería interesante notar que Sri Hanumantha Rao se había desempeñado como Secretario de Transporte y tuvo el privilegio de emitir la licencia de conducir de Bhagavan! Swami solía conducir un automóvil Morris Minor de dos puertas en esos días. Swami comentó como casualmente: «Parvathamma falleció esta mañana. Las autoridades del hospital la declararon muerta. Pero tiene mucho trabajo pendiente por hacer como Presidente de Andhra Mahila Sabha (una organización social benéfica con sede en Chennai). ¡Así que fui y la desperté!» Me sorprendió lo que dijo Swami. Acababa de decirme que había resucitado a una persona muerta. Lo asombroso fue que estaba diciendo todo esto de manera tan imprevista. Seguí mirando a Swami a través del espejo del auto. Él se dio cuenta de esto y dijo: «Aey … no me mires. Concéntrate en el camino mientras conduces”. Pronto llegamos a Sundaram. Como era de esperar, recibí toda la retribución de los mayores de la organización. Los escuché en silencio y no les dije nada sobre por qué y dónde había llevado a Swami. Me subí a mi propio automóvil y conduje de regreso a la enfermería de Lady Willingdon para ver a Parvathamma. Eran aproximadamente las 12.30 p.m. Las puertas del hospital estaban cerradas y un guardia custodiaba la entrada. Le informé al guardia que había venido al hospital alrededor de las 11.10 a.m. junto con un invitado para visitar a un paciente. Además le dije que el invitado que vino conmigo me había enviado nuevamente para transmitir un mensaje al paciente. El guardia simplemente me miró y dijo: “Pareces ser un joven educado. Aunque me estás mintiendo. Personalmente cerré la puerta de entrada al hospital a las 10.59 a.m. de hoy. Aquí están las llaves. He estado vigilando la puerta desde el momento en que la cerré hasta ahora. ¿Cómo te atreves a decir que la puerta estaba abierta a las 11.10 a.m.?» ¡Estaba completamente desconcertado! Estaba diciendo la verdad. Pero, ¿cómo iba a discutir con el guardia de seguridad? ¿Cómo iba a explicarle que la persona con la que vine era el mismo Señor Krishna por cuya Voluntad las puertas de la prisión de Kamsa se abrieron por su cuenta? Justo cuando me preguntaba cómo ingresar al hospital, un médico que era mi amigo, llegó alli para cumplir con su tarea diaria. El médico consintió en llevarme consigo. El guardia de seguridad no podía detenerme ahora. – Una rara bendición de Swami Fui a la habitación del primer piso asignada a Parvathamma. Cuando entré, la vi sentada en la silla. Hice preguntas sobre su salud y ella dijo que se sentía bien. Cuando le pregunté acerca de la visita de Swami, ella contó lo siguiente: “Estaba acostada en mi cama y escuché a Swami gritar mi nombre tres veces. Abrí los ojos y encontré a Swami allí. Me pidió que me sentara y lo hice. Me dijo que me darían de alta mañana. Me aconsejó descansar un par de días y luego reanudar mis actividades como Presidente del Andhra Mahila Sabha.Tenía sed y estaba buscando un poco de agua. Swami se dio cuenta de esto y me pidió que abriera la boca. Colocó el dedo meñique de su mano derecha sobre mi boca. Y he aquí! Sentí café caliente fluyendo en mi boca. Swami luego me bendijo y se fue”. Me sorprendió lo que acababa de escuchar. Regrese a casa y volvi a Sundaram alrededor de las 3 p.m. En el momento en que llegué, descubrí que había un mensaje esperándome. Swami quería verme. Subí a la habitación de Bhagavan en Sundaram. Una vez que estuve adentro me miró con una expresión severa en el rostro y me preguntó: «¿Adonde fuiste después de que me dejaste en Sundaram?» «Swami, fui al hogar de ancianos», respondí. “¿Quién te pidió que fueras allí?”, preguntó. Sólo dije: «Swami, quería conocer a esa afortunada devota que recibió Tu gracia». En respuesta, Swami dijo: “Ya conoces a Parvathamma y a su esposo muy bien. Entonces, ¿cual era la necesidad de verla ahora?» No pude encontrar una respuesta convincente a Su pregunta. Sentí una sensación de culpa y así permanecí en silencio con la cabeza gacha. Swami entonces dijo: «Oh ¿así que querías ponerme a prueba?» Dije que mi intención detrás de ir allí no era probarlo, que fui sólo por preocupación hacia la devota dama y para obtener una experiencia de primera mano. «¿Por qué quieres saber todos estos detalles?», preguntó. Me quedé callado. «No le hables de esto a nadie», ordenó.Tan poderosas fueron las palabras de Bhagavan que todo el recuerdo sobre el episodio de Parvathamma desapareció de mi mente. Todo esto sucedió en el año 1978. En el año 1995, fui nombrado presidente del estado de la Organización Sri Sathya Sai Seva,Tamil Nadu. En el año 1998, Swami visitó Kodaikanal y yo estaba cerca de la puerta de Sai Sruthi, el Mandir de Swami en Kodaikanal. Recibí el mensaje de que Bhagavan me estaba llamando. Subí por el sendero inclinado que llevaba al Mandir. Cuando llegué a Su presencia, estaba sin aliento. Bhagavan me miró y dijo: «Shanti … Shanti … Shantihi!». El compasivo Señor me pidió que abriera la boca y vertió agua de su propio vaso para que bebiera. ¡Él siguió vertiendo por un tiempo y yo seguí tomando el agua gozosamente! Todo esto sucedió en presencia de los estudiantes y devotos reunidos allí. Swami luego me preguntó: «¿Sabes por qué te di el agua?» Sólo me quedé callado. Y luego dijo: “Recuerda, le di café a Parvathamma con mis propias manos.Te di agua de la misma manera hoy”. En un instante, toda la historia de Parvathamma volvió a mí. Este es solo uno de los infinitos Leelas del Señor. Sólo Él sabe cuántos devotos como Parvathamma han sido rescatados desde el principio de los tiempos. Es un ejercicio inútil intentar comprender las acciones de Swami. Todo lo que necesitamos hacer es rendirnos a Su voluntad y ser instrumentos obedientes en Su juego divino.

 

Fuente: Sri T.G. Krishnamurthy, ex presidente de la Organización Sri Sathya Sai Seva de Tamil Nadu.