PREMA SAADHANA – SOBRE LA ALEGRIA DEL SERVICIO
por Sri Madhusudan Naidu
Tattva Sameeksha, 19/3/2018
«Permitámonos ser Suyos. Unámonos a Swami del otro lado de la mesa. Levántense y conviértanse en el anfitrión».
Recuerdo la primera vez que vine aquí para enseñar inglés a los estudiantes. Esto fue alrededor de 2008 o 2009. Solía venir de Bangalore algunos días para enseñar a los estudiantes de PU (colegio preuniversitario). En el momento en que llegué, lo primero que hizo nuestra Jayaram Shetty Anna fue buscarme una taza de té. Fue hecho con tanto amor que se sintió increíble. Pensé que debía tomar el té, no porque fuera té, sino porque era amor líquido, amor tangible. Cualquier persona mayor aquí nos recibía con tanto amor. Y esa fue siempre la razón por la cual la gente se sentía atraídas por este lugar, incluso cuando Swami no estaba aquí de esta manera, lo cual he visto por mí mismo. Nadie te dejaba salir del ashram sin haber comido. Lo primero que preguntaban es ‘Oota?’ Preguntaban si tenías tu comida. Y si decias No, ¡eso es todo! Moverian cielo y tierra para asegurarse de que algo de comida aparezca frente a ti. Harían lo que estuviera en su mejor capacidad. Si no, incluso irían a las tiendas y comprarían algo para poner en tus manos.
Mahendra Anna está aquí y yo había estado en Alike en 2009. Y volví con la barriga llena. Todo el tiempo él me estaba alimentando. ‘Ven, vamos a tomar el té. Tendremos Pakoda’, todo el tiempo. Y estaba pensando, ¿cuánto amor es eso? He visto a Mahendra Anna correr y hacer esto. Este no es un deber que tenía que realizar. Pero aún así él tomaba cuidado personal. Esto fue lo que me conmovió en primer lugar.
Hoy, a medida que crecemos, obviamente pocas personas, aquellos que son, por así decirlo, los residentes originales de aquí, no tendrían la capacidad de ir y hacer esto por todos. Entonces cada uno de nosotros tiene que levantarse y convertirse en el anfitrión.
Debo compartir con ustedes un incidente que ocurrió en Trayee Brindavan (templo y residencia de Swami en Su ashram de Brindavan, en Bangalore) cuando era estudiante en 2003. Hicimos una hermosa decoración en el césped de Trayee para el día del aniversario. Swami estaba tan contento. Cortó el pastel, estuvo con nosotros y clickeó fotos. Eso en sí mismo fue una gran recompensa. Todos nos sentimos bendecidos y realizados. Así que regresamos al albergue cuando alguien vino corriendo y dijo: ‘Swami está llamando a todos los chicos de decoración a Trayee’. Swami había organizado aperitivos para todos nosotros, con sus platos favoritos de Bangalore. Tumbler Idli, Rasam Vada, Mini Dosa, Ras Malai, etc. Para cuando llegué a Trayee, todos los invitados, profesores y estudiantes habían llegado.Yo fui quizás el último. Todos fueron invitados a sentarse en la sala circular en Trayee. También, como un invitado, fui y me senté. Entonces Swami me miró y dijo: ‘Sombheri’ (compañero perezoso)! Me di cuenta de que Swami no quería que me sentara y comiera. Él quería que yo sirviera. Corrí a la cocina. Me dieron un poco de agua para servir. Mientras vertía lenta y cuidadosamente el agua en vasos de plástico para que nada se derramara, me miró y dijo de nuevo ‘Sombheri’, ¡qué lento estás vertiendo agua! (Risas) Cuando terminé toda la ronda de verter agua, Swami me pidió que fuera a sentarme en mi lugar y comiera. Terminamos con la comida. Swami luego entró a la habitación Jhoola. Todos los chicos corrieron desesperadamente para estar con Swami, y por qué no, después de todo, era una oportunidad de toda la vida. Swami se estaba dando a Sí mismo tan fácil y libremente. ¿Quién no lo querría? Todos corrieron. Pero sabía mis lecciones. Empecé a recoger los platos, limpié todo, lo puse en la cocina y finalmente fui allí, aunque no había lugar para sentarse. Así que me quedé apoyado en la puerta mirando a Swami en el Jhoola desde la distancia. Swami estaba hablando con ellos. Pensé que no se había fijado en mí, pero se había dado cuenta. Él me miró a los ojos y sacudió la cabeza con un gesto como diciendo, «Bien». La mirada decía que estaba satisfecho. Ese día me sentí muy honrado porque no me consideraba un extraño al que debían alimentar y cuidar. Él me consideraba como Suyo, que se suponía debía estar de Su lado y servir a los demás y no correr detrás de las posibilidades. Tenía que esperar en una esquina y mirar lo que Swami estaba haciendo, sólo en caso de que necesitara algo. ¡Y pensé que pertenezco a Dios! Yo era de Dios. Él no me permitió sentarme como invitado. Él me hizo ponerme de pie y correr, servir y ayudar y sólo cuando todos fueron servidos, Él me permitió comer.
Esta fue una gran lección para mí. Eso es exactamente lo que todos podemos hacer. En lugar de esperar ser invitados, querer ser atendidos, esta es una gran oportunidad para unirnos a Swami del otro lado de la mesa. Puede que no consigan un lugar estratégico para la alfombra roja, pero Swami estará mucho más feliz porque Él dirá, ‘aquí está mi gente haciendo mi trabajo. No son huéspedes a quienes tengo que cuidar, sino que están conmigo y cuidan de todos los que vienen».
Esta es la cultura que debemos crear. Es la visión con la que Swami establecio cualquier ashram, ya sea Prasanthi Nilayam, Whitefield o Kodaikanal. Él tenía Su propia gente. Él esperaba que cuidaran al otro. Swami dijo: ‘Una vez que pruebes la alegría del servicio, cualquier otra alegría será insípida’. No nos esforcemos porque nos cuiden. Vamos a trabajar para cuidarnos unos a otros como Suyos …
– Sri Madhusudan Naidu en ‘Tattva Sameeksha’ (19 de marzo de 2018), Sathya Sai Grama, Muddenahalli
(‘Tattva Sameeksha’ es una sesión de charla el lunes por la noche de eminentes oradores a los residentes del Ashram de Sathya Sai Grama en Muddenahalli)
Fuente: Sai Vrinda
Nota: Esta es una traducción provisoria realizada por devotos voluntarios, como servicio de difusión. Las traducciones oficiales son efectuadas a su debido tiempo por la editorial Premamruta Prakashana, de Muddenahalli.